Isabel y Felipe se conocieron en julio de 1939. Ella sólo tenía 13 años y él con 19, un cadete de la Real Academia Naval de Darmouth.
Quien sería la reina se enamoró de inmediato del joven griego, él se demoró bastante en demostrar interés. Loca de amor, la princesa se rebeló y amenazó al rey con renunciar al trono si no la dejaba casarse con el único hombre que había conocido y amado de verdad.
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Y bueno, así ocurrió y el matrimonio se realizó en noviembre de 1947, con toda la pompa, pese a la miseria de la posguerra.
Ser siempre el segundón y tener que caminar pasos atrás de la entonces princesa no dejaban de frustrar a Felipe, pero en 1949 se liberó, al ser nombrado Segundo Comandante de la Armada en Malta.
Pero el padre de Isabel murió y “Lilibeth” se transformó en Reina, y esos pasos se convirtieron más distantes.
Esos primeros años fueron muy complicados para la pareja, porque Isabel debió soportar infidelidades y sus célebres imprudencias al apuesto príncipe, padre de sus cuatro hijos.
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En su discurso del aniversario 50 de su boda, Felipe resaltó la gran tolerancia que ha tenido su esposa para con él. Los expertos recuerdan que no todo ha sido fácil para lograr un matrimonio sólido.