El regreso al trabajo presencial, proceso en el que se encuentran inmersas miles de empresas del sector privado en Puerto Rico, así como decenas de agencias de gobierno, traerá consigo una serie de ventajas relacionadas con la capacidad de ofrecer servicios, pero deberá ir acompañado de una serie de medidas y adiestramientos que le garanticen a los empleados seguridad y confianza en el espacio laboral.
Para el profesor de administración de empresas Ángel Rivera Aponte, la transición forzada al trabajo remoto durante el pasado año, en términos generales, tomó desprevenidas a las industrias. El retorno al trabajo presencial, en ese sentido, podría ayudar a retomar los niveles de productividad previos a la pandemia, indicadores que, a lo largo del pasado año, se redujeron a nivel mundial, si bien Rivera Aponte aclaró que no se tienen datos específicos en Puerto Rico.
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“Antes del Covid-19 todas las personas tenían la oportunidad de tener servicios dentro de la misma organización o empresa. Si soy empleado y tuve dificultad con el área tecnológica, tengo una persona de sistemas de información brindándole servicio a un usuario, y así sucesivamente en las diferentes áreas de apoyo. Luego del impacto del Covid-19, el factor está en que la persona se retira a su hogar a hacer sus faenas cumpliendo con los beneficios establecidos para aumentar la productividad de la empresa, sin embargo, la persona tiene que aplicar la parte de multidestrezas y multiconocimiento. La persona, desde el seno del hogar, no solo aplicaba su labor con los conocimientos y destrezas que poseía, sino que tenía que tener otras destrezas que no esperaba”, indicó Rivera Aponte, catedrático del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Una persona que se va a su hogar no tiene un personal que lo esté monitoreando, adiestrando sobre sistemas de información y hubo personas que a distancia confrontaron dificultad de que no tenía le tecnología suficiente para poder brindar un trabajo efectivo a su empresa. […] El trabajo desde el hogar se complica porque es un trabajo de inequidad. La persona está trabajando desde su hogar pero haciendo doble faena”, añadió el profesor.
Rivera Aponte advirtió que, aunque el trabajo remoto “llegó para quedarse” permanentemente en cierto grado, deben considerarse elementos como la falta de motivación que pueden llegar a sufrir trabajadores que ven el hogar convertirse simultáneamente en su espacio laboral.
Pese a la carencia de literatura robusta sobre el impacto de la pandemia, Rivera Aponte señaló que, a base de reportes en Puerto Rico y a nivel global “hay empresas que han bajado su productividad y eficiencia, llevándolas a cerrar sus operaciones. Sí se ha visto un patrón y tendencia, por los rotativos de Europa y Estados Unidos, de que la productividad se ha visto afectada”.
“Se afectó la operación, el diseño, la estructura, la comunicación, la toma de decisiones y aumentó el nivel de conflicto dentro y fuera de la esfera llamada empresa”, resumió Rivera Aponte.
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Ante los temores que puedan surgir entre personas convocados a retomar sus labores presenciales, el abogado laboral Jaime Sanabria puntualizó que en Puerto Rico existen cuatro causales por las que un patrono está legalmente obligado a conceder el llamado acomodo razonable, o ajustes al horario y forma de trabajo del empleado.
“El origen del concepto proviene de varias leyes que prohíben el discrimen en el empleo. Una de las leyes es la que tiene que ver con el discrimen por diversidad funcional. La otra es la que prohíbe el discrimen por razón de religión. La tercera tiene que ver con las víctimas en situaciones de maltrato y, por último, la que tiene que ver con discrimen por razón de matrimonio”, enumeró el experto en derecho laboral.
En pasadas semanas, los senadores William Villafañe y Gretchen Hau presentaron un proyecto, aplicable tanto al sector público como privado, que crearía el derecho, durante una epidemia declarada, de acomodo razonable a padres y madres solteros a cargo de niños menores de 14 años, así como a toda persona que presente una condición de salud que la coloque en alto riesgo mientras perdure la emergencia salubrista.
Sanabria recordó que la reforma laboral del sector privado aprobada en 2017 concede todo empleado el derecho de solicitar un acomodo razonable, pero el patrono puede denegarla siempre y cuando presente por escrito causa justificada.
De otro lado, el también profesor de la Escuela de Derecho de la UPR puntualizó que, por regla general, los patronos no pueden obligar a un empleado a vacunarse contra el Covid-19 previo a regresar al espacio laboral. La jurisprudencia, sin embargo, contempla algunas excepciones, como lo serían profesionales de salud y empleados de centros de cuido de personas mayores.
“Tiene que existir un nivel de capacitación o adiestramiento continuo y sistemático para poder divulgar cómo se van a llevar a cabo las labores, cómo va a estar el nivel de seguridad dentro de la empresa y cómo esa persona va a generar la confianza de que, cuando vaya a su hogar, su familia no esté preocupada de un posible contagio”, enfatizó, por su parte, Rivera Aponte.