El presidente Joe Biden tiene dos asientos que llenar en la influyente corte de apelaciones de la capital de la nación que suele ser el trampolín de los jueces hacia la Corte Suprema.
Están entre el aproximadamente 10% de magistraturas federales que ya están abiertas o lo estarán pronto, dándole a Biden la primera oportunidad de dejar su marca en el sistema judicial estadounidense.
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Sin considerar una improbable expansión de la Corte Suprema, Biden no podrá hacer nada pronto en cuanto a la arraigada mayoría conservadora del tribunal principal. El juez Clarence Thomas, de 72 años, es el mayor de los conservadores de la corte y se anticipa que los tres jueces designados por el expresidente Donald Trump, entre 49 y 56 años, estarán durante décadas en la banca.
Tradicionalmente, los demócratas no suelen concentrarse en el poder judicial, pero eso está cambiando después de cuatro años de gobierno de Trump y los grandes cambios que hizo. Los designados de Biden también representan las únicas medidas concretas que él tiene por ahora de afectar el poder judicial, aunque se menciona la posibilidad de expandir la cantidad de jueces en las cortes de menor instancia.
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Los casi 90 escaños que Biden puede llenar, que otorgan a sus ocupantes puestos permanentes después de ser confirmados en el Senado, son menos de los que Trump heredó hace cuatro años. Eso se debe a que los republicanos que controlaban el Senado en los últimos dos años de la presidencia de Barack Obama confirmaron relativamente pocos jueces.
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Entre los puestos están 10 asientos en los tribunales federales de apelación, a donde llegan casi todas las apelaciones con excepción de las pocas decenas que terminan en la Corte Suprema cada año.
Un puesto lo ocupa Merrick Garland, que se anticipa será confirmado como secretario de Justicia en los próximos días. Otro juez desde hace mucho tiempo en el tribunal, David Tatel, dijo que reducirá sus responsabilidades, un cambio que le permite a Biden designar a su sucesor.
El juez titular, John Roberts, el juez Brett Kavanaugh y Thomas, fueron jueces de apelaciones en el tribunal vecino del Capitolio antes de unirse en el alto tribunal sobre la colina.
Los fallecidos jueces Antonin Scalia y Ruth Bader Ginsburg también formaron parte del tribunal de apelaciones.