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Dana Thomas: “El fast fashion es como los cigarrillos, sabemos que matan, pero se siguen consumiendo”

Una de las periodistas de moda más reputadas del mundo y versada en sostenibilidad es una de las panelistas de FASHINNOVATION 2021.

dana thomas fashinnovation 2021 (Stuart C. Wilson/Stuart C. Wilson/Getty Images fo)

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Dana Thomas es una de las periodistas de moda más reconocidas del mundo. Ha escrito en The New York Times y The Washington Post y también ha escrito sobre John Galliano y Alexander Mc Queen, pero en los últimos años su trabajo también ha sido notable por sus investigaciones sobre las malas prácticas en las industrias del lujo (Deluxe: How Luxury Lost Its Luster) y, sobre todo, la del fast fashion a través de su investigación, titulada ‘Fashionopolis: The Price of Fast Fashion and The Future of Clothes’. Dana Thomas: “El fast fashion es como los cigarrillos, sabemos que matan, pero se siguen consumiendo”

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Allí, muestra las escalofriantes cifras del impacto humano y ecológico de una industria que a pesar de los efectos del COVID-19 produjo miles de millones de dólares (Inditex ganó globalmente 31,6 mil millones de dólares el año pasado, según datos de Statista).

De estas formas de consumo, a pesar de las prácticas que genera esta industria y la sostenibilidad en tiempos de pandemia y crisis económica es de lo que hablará Thomas en FASHINNOVATION 2021, el evento digital que se ha posicionado durante tres ediciones como el cúlmen de conversaciones de personajes de la industria y que toma lugar este 11 de febrero.

Metro habló con Thomas sobre este evento y si la sostenibilidad puede generar cambios más significativos.

Dana Thomas: “El fast fashion es como los cigarrillos, sabemos que matan, pero se siguen consumiendo”

¿Por qué te uniste a FASHINNOVATION? 

Están haciendo un gran trabajo y están llegando a una audiencia importante: hacen que el mensaje llegue al mayor número de personas posible. Asimismo, muestran que la moda no es algo frívolo sino que tiene un gran impacto en la humanidad y en el medio ambiente.

Por otro lado, he  conocido a mucha gente increíble a través de esta fabulosa plataforma y también conecta a toda la gente que ama la moda. Es el equivalente a la Copa Mundial del Soccer.

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¿Por qué es importante que exista esta plataforma? 

Porque la moda ha sido subestimada por mucho tiempo. En mi libro ‘Deluxe’, por ejemplo, cuestionaba las prácticas de la industria de lujo. Entre ellas venderte un producto basado en el valor del hecho a mano en Europa con materiales de primera, pero que en realidad está manufacturado en China y con materiales de otro tipo. También mostré cómo cambió el foco del lujo, de la artesanía a lo que representa ahora: fama y fortuna, la compra de logos.

Y esto obedecía a las decisiones de ejecutivos, que cambiaron el foco de la calidad a la cantidad y comenzaron a vender más logos que diseño. Hablé también de estas prácticas en ‘Fashionópolis’ y el impacto de la industria de la moda en la humanidad, porque hay muy pocas regulaciones en la industria y esto es casi parecido al Viejo Oeste si hablamos de mentalidad: ‘Tenemos que hacer el mayor dinero posible y no nos importa si dañamos la naturaleza, no nos importa si no le pagamos a la gente lo suficiente para vivir dignamente’, etc.

Ahora bien, seis de los hombres más ricos del mundo son poseedores de compañías de moda, incluidos los rangos de fast fashion y lujo. Y básicamente más del 10% de la gente más rica del mundo está en la industria de la moda. Y por esto es tan importante hablar de este mensaje, porque mucha gente no piensa en esto cuando se viste por la mañana. Y muchos compran las cosas por como se ven, pero no reflexionan qué tomó para que lucieran así.

Nos preocupamos ya de lo que comemos, de dónde vienen nuestros alimentos y las prácticas en la industria alimenticia, pero no en la moda, que es una de las industrias que más impactos ecológicos produce. Yo crecí en los años 70, donde comenzó a darse la conciencia del consumidor, pero falta en la moda, donde vemos glamour y brillo, pero no lo que hay detrás. Y se trata realmente de ver que siempre hay una mejor opción y ya hay consumidores que piensan así: siempre habrá una gran diferencia entre una camiseta de 25 dólares y una de 8 y se puede ver quién la hizo y cómo.

” No veremos cambios mayores en la compañías, son muy grandes. Sería como voltear el Titanic y es muy poco lo que se puede hacer por parte de ellas. Hacen mucho greenwashing y tratan de hacer su modelo, basado en el volumen, algo sostenible “

¿Cómo hablar de sostenibilidad en un mundo pandémico con una economía tambaleante? 

La ropa es más barata que nunca hoy en día. Mi ejemplo favorito es este: cuando era joven, yo iba al mall a comprar una camiseta y costaba 30 dólares. Mi hija va hoy y esta cuesta 8 dólares. Yo cuando era niñera ganaba un dólar la hora. Cuando ella lo hace, gana 10. Ella tiene 10 veces más poder de compra y las cosas cuestan un 30% menos. Yo llegaba con dos camisetas y me compraba cosas que amaba y cuidaba para siempre. Cosas que aún tengo, 40 años después.

Mientras tanto, mi hija llega con bolsas llenas de ropa. Ella no tiene lugar dónde poner toda esa ropa y la apila en el piso. La trata muy mal porque no le cabe, y puede adquirir ropa barata fácilmente. Ya  estamos condicionados a tener un armario lleno de ropa y si bien no podemos conservar toda la ropa por 40 años, la vida útil en promedio de una prenda son siete veces de uso. Incluso, en China me han dicho que son incluso hasta 3 veces.

Asimismo, hay ropa a la que es más fácil desechar que llevarla a la tintorería, o que se tiene que llevar ahí porque su textura es tan frágil, que si la echas en la lavadora se echa a perder. Así que podemos comprar más . Y si bien nos condicionan para pensar que es terrible gastar 50 dólares en una sola prenda, a toda la gente de la cadena de suplemento le pagan lo mínimo para vivir.  Por eso la prenda debería tener una ganancia enorme, debería ser de 50 dólares, no 5. Además, si pagas por calidad, ganas:  no tendrás que comprar cada seis meses y a largo plazo tu ahorrarás dinero.

Dentro de esas prácticas de adquirir ropa nueva está el resale y también el alquiler de prendas para no repetir el mismo outfit en redes sociales. Siendo así, ¿cómo cambiaron estas prácticas la forma de consumir? 

Han cambiado el consumo, mucho, pero también ha existido una conciencia por parte de gente influyente y porque quizás el año pasado nos la pasamos trabajando en nuestras pijamas. Instagram ha condicionado este fenómeno, sí, pero también señalo a las celebridades, aunque realmente no es su culpa. Siempre se ponen un nuevo look y nunca lo usan de nuevo, y  han creado esa idea de que no puedes ser visto con la misma ropa otra vez. Pero a ellos se las prestan, lo sabemos.

En cambio, nosotros compramos y tiramos. Es algo diferente. Igual, ya hay quejas sobre ello y personas como los royals han respondido, sobre todo Kate Middleton, que reúsa sus abrigos de distinta manera. Joaquin Phoenix hizo algo similar con su tuxedo para todas las presentaciones de ‘The Joker’, pero es más fácil con los hombres.

Por otro lado, en el Festival de Venecia, vimos a Cate Blanchett con un vestido de su propio guardarropa y otro que fue a una subasta de caridad, así como a Tilda Swinton. Está bien reusar y está genial. Compra menos y compra mejor: es chic repetir.

Lo que me temo también es que a pesar de que sabemos de los impactos del fast fashion seguimos comprando. Al parecer no hemos avanzado en la conversación sobre sostenibilidad a gran escala…

Lo sé, es duro decirlo. No veremos cambios mayores en la compañías, son muy grandes. Sería como voltear el Titanic y es muy poco lo que se puede hacer por parte de ellas. Hacen mucho greenwashing y tratan de hacer su modelo, basado en el volumen, algo sostenible. Pero hay un movimiento de jóvenes diseñadores y empresarios que están replanteando la forma de consumir.

Todo es orgánico, a mano, de ediciones limitadas y no se producen miles de cosas. Eso va en paralelo. Es como en la industria alimenticia: no te desharás de la comida rápida, pero también cobrarán importancia los productores orgánicos.

Y no podemos cambiar el primer modelo, pero puedes tener otro bueno, seguro y limpio que eventualmente se volverá tan popular como el fast fashion. Pero no puedes arreglar el modelo existente.

Vengo de Latinoamérica, donde la gente no tiene cómo comprar prendas sostenibles y no tiene tanto poder adquisitivo. El fast fashion es muy popular por esa razón. ¿Cómo repensar la sostenibilidad en países en vías de desarrollo? 

Viene a ser algo tan simple como pensar localmente. Y se puede pensar en todos lados. No puedes gastar más de lo que puedes y piensa que cuando compras a estas compañías, el dinero se va afuera. En vez de comprar fast fashion, ve al fabricante local, al modista local, hará algo que te durará para siempre y contribuirás a tu economía, también te divertirás. Y ahorra dinero:  deja de comprar a estas marcas que te hacen adicto a comprar basura. Puedes tener un vestido de coctel negro hecho para tí en vez de ser como las otras 17 chicas que tienen el mismo vestido.

La pandemia nos dejó a varios maquiladores de Bangladesh abandonados por las grandes compañías, entre otras consecuencias. ¿Cuándo cree que llegará el punto en el que ya el modelo sea insostenible? 

No lo sé. Esto es como los cigarrillos, donde tenemos estas cajas que nos muestran estas fotos horrendas , donde sabemos que matan, que incomodan a la gente y aún así, se siguen comprando. Y también hay gente que ha vuelto el comprar una adicción.

Realmente, no lo sé. Pensaba que se iba a revertir esto con la pandemia, pero conglomerados como Boohoo levantaron las ventas un 45% gracias a quienes compraron desde casa. Ahora, hay gente que me ha dicho que ha leído mi libro y que ha replanteado su forma de consumir, pero realmente es muy poca, aún. Pero acá seguiremos con el megáfono, transmitiendo el mensaje.

 

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