Luis Irizarry Pabón, recién juramentado como ejecutivo municipal de Ponce, se describe a sí mismo como un “alcalde desesperado”.
“Yo soy un alcalde desesperado. Desesperado en el sentido de que a mí me gusta que las cosas se hagan rápido. Venimos aquí al gobierno para darle agilidad, y al ponceño le gusta eso, que se vea que hay una asignación de proyectos que se les da continuidad y vamos a actuar de una manera responsable e informarles cómo van las diferentes situaciones de estos proyectos”, abundó Irizarry Pabón en una entrevista con Metro en la que quiso proyectar un acercamiento diametralmente opuesto lo que fue la administración de María “Mayita” Meléndez, a quien derrotó luego de 12 años en la poltrona municipal.
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Una de las prioridades que estableció el médico de profesión será devolver a los empleados municipales la jornada laboral completa, lo que reconoce podría implicar que empleados transitorios quedaran fuera de la nómina. Eso, aseguró, fue lo que ocurrió tan pronto llegó al cargo, y la propia Meléndez denunciara que Irizarry Pabón había despedido a más de 200 empleados, incluyendo a 190 del programa Head Start.
“Aquí lo que se está analizando es si cada posición de empleado transitorio amerita continuar con los servicios. Queremos que la mayoría puedan estar en el municipio. La alcaldesa, durante el periodo de 2012 a 2016, radicó una ordenanza de reducción de jornada, a gran parte de los empleados regulares, a la mitad. En esa ordenanza se prohibía contratar empleados que no fueran de alta necesidad. La alcaldesa contrató más de 300 empleados transitorios, dándoles jornada completa, cuando tenía sus empleados regulares en jornada reducida. Nos hemos dado a la tarea de corregir administrativamente las malas actuaciones que tuvo la administración anterior”, sostuvo el alcalde popular.
“Esto va a ser un proceso donde vamos a determinar la capacidad que tiene el municipio para contratarlos (a empleados transitorios). Tenemos que primero satisfacer a aquellos empleados regulares que han estado en reducción de jornada y que tienen unos beneficios que se le han cortado. No hemos despedido a nadie”, recalcó Irizarry Pabón.
El alcalde mencionó que, aunque Meléndez dejó cierto balance de efectivo en las cuentas municipales, no es suficiente para cubrir las obligaciones que se han acumulado con el paso de los años. Por ejemplo, sostuvo que el municipio, con un déficit acumulado de $78 millones, presenta $82 millones en deudas a suplidores, y $283 millones en compromisos prestatarios.
“Ha sido un desastre administrativo, financiero, fiscal, mala utilización de los recursos y las dependencias en total deterioro. No es fácil. Con la ayuda de Dios y de cada uno de nosotros, de nuestro equipo de trabajo y cada ponceño, vamos a estar organizando de nuevo el municipio para crear una administración correcta y sana”, afirmó el internista.
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Pese al tétrico escenario descrito, Irizarry Pabón reiteró que despidos, recortes u otras medidas de austeridad no estarán en el panorama de su administración.
El alcalde aseguró que apostará a incrementar los recaudos de la Ciudad Señorial, aunque no lo hará mediante un aumento de las tasas contributivas, las cuales, dijo, son “las más altas” del país.
“Esto lo podemos hacer estimulando que los pequeños y medianos comerciantes vuelvan de nuevo a establecerse en la ciudad, dándole dinamismo a la oficina de permisos, al desarrollo económico de estos empresarios que tanto necesitamos. Ya hemos visto que muchos quieren regresar a Ponce y, por lo tanto, le vamos a dar esas oportunidades”, señaló el ejecutivo municipal.
“Vamos a ir creando unos incentivos, particularmente en las tasas contributivas. Ponce tiene las tasas contributivas más altas en todo Puerto Rico. Con todo y eso no estamos recibiendo los ingresos necesarios para que entren al peculio del municipio. Vamos a estimular que, si bajamos las tasas, más volumen vamos a tener”, elaboró.
Esos esfuerzos para estimular la economía local, argumentó, no están desligados de los operativos de limpieza y reparación que se han realizado en los primeros días de su administración en lugares como La Guancha y la fuente del Parque del Tricentenario.
“La gente dirá ‘eso a lo mejor no es importante’, pero sí lo es, en el sentido de que la gente viene y quiere ver una ciudad limpia, atractiva”, dijo Irizarry Pabón, al garantizar que esas labores de ornato tendrán continuidad a lo largo del cuatrienio.
Como el resto de los municipios de las regiones sur y suroeste del país, Ponce aún tiene un largo camino por recorrer para restaurar las estructuras dañadas por los terremotos de enero de 2020, que se sumaron al proceso incompleto de recuperación del huracán María.
Irizarry Pabón aseguró que existen los fondos federales y estatales para la reconstrucción, pero que a nivel municipal existirá una supervisión mucho más rigurosa de los proyectos pendientes. Con los terremotos, por ejemplo, estructuras históricas como la Casa Vives y el Museo de la Masacre de Ponce sufrieron graves daños que aún hay que atender.
“Ya nos reunimos con FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) y COR3 (Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia), particularmente sobre la parte de reconstrucción del huracán, que hay proyectos que van a estar trabajando para comenzar este año, y luego la parte de los terremotos. Definitivamente hay un costo y una inversión de FEMA sobre Ponce. El municipio había perdido el control de la supervisión de estos proyectos. Nosotros nos hemos dado a la tarea de nombrar una oficina de reconstrucción con la que vamos a estar supervisando y manteniendo el control de que los fondos que se estén asignando por parte del gobierno federal sean utilizados de la mejor manera y de una manera ágil. Los contratistas privados no estaban dando cuentas al municipio de Ponce de lo que estaba sucediendo y lo que estaba en camino”, lamentó Irizarry Pabón.