Un grupo de niños nigerianos se rencontraron con sus padres eufóricos luego de ser secuestrados por casi una semana por milicanos aliados con yihadistas en el noroeste del país.
Los aliviados padres abrazaron con fuerza a los pequeños el sábado en Kankara, donde más de 340 niños fueron raptados en la Escuela Secundaria de Ciencias la noche del 11 de diciembre. Otras familias se reencontraron con sus hijos en Ketare, a unos 25 kilómetros (15 millas) de distancia y otros chicos fueron llevados a sus casas más lejos, en la provincia de Katsina.
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“Cuando me enteré que habían soltado a los chicos estaba llena de alegría y felicidad porque no podía dormir, mo podía ni comer”, comentó Murjanatu Rabiu, la madre de uno de los estudiantes secuestrados.
“Estábamos llorando porque no teníamos información de cómo estaban”, añadió. “Cuando los vimos estábamos tan felices a pesar de que regresaron con heridas y muertos de hambre”, agregó.
Muchos de los niños dijeron que no querían regresar a la escuela porque los captores les amenazaron de muerte si regresaban a sus clases. Los rebeldes yihadistas de Boko Haram en Nigeria se atribuyeron el secuestro, afirmando que lo hicieron porque piensan que la educación occidental es antiislámica.
“Me llené de miedo cuando nos dijeron que si nos volvían a ver en la escuela nos matarían”, expresó Usman Mohammad Rabiu, un estudiante. “Realmente me metió mucho miedo”.