En un esfuerzo de reforzar su financiamiento, la Organización Mundial de la Salud nombró un director general para una fundación que pretende reunir más donaciones privadas y hacer menos vulnerable al organismo global si un país retira o recorta su apoyo, como hizo Estados Unidos.
Anil Soni se sumará en enero a la nueva Fundación OMS después de ocho años con la farmacéutica multinacional Viatris.
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La pandemia del coronavirus de este año, así como la decisión del gobierno de Donald Trump de retirarse del organismo, ha dejado al descubierto la fragilidad del financiamiento de la OMS. La organización depende en gran parte de los estados miembros y de un puñado de grandes fundaciones. Eso ha provocado acusaciones de que la organización es vulnerable a la influencia externa a expensas de las prioridades sanitarias globales.
En una entrevista con The Associated Press antes del anuncio de la Fundación OMS, Soni indicó que su prioridad era buscar donaciones particulares y corporativos. La fundación asumirá el control del Fondo de Solidaridad de Repuesta al COVID-19, que ha recaudado 238 millones de dólares por ahora.
“Parte de lo que hago y aporto a la fundación es la orientación al sector privado, que puede y debe hacer más para asegurar un acceso equitativo y rápido a las nuevas tecnologías en todo el mundo”, dijo Soni, que es estadounidense.
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Sony también ha sido asesor destacado de la Fundacion Bill y Melinda Gates, que este año fue el segundo mayor contribuyente al presupuesto de la OMS por detrás de Alemania.
Aunque el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que quiere que la UE vuelva a unirse a la OMS cuando asuma el cargo en enero, Soni dijo que la experiencia muestra que el organismo necesita más flexibilidad a la hora de recaudar dinero.
“Durante muchos años, la OMS ha recibido mucho dinero, ya fuera de grandes donantes o grandes países, para hacer lo que esos grandes donantes o esos grandes países quieren. La OMS no tiene capacidad de marcar la agenda global de salud, para dirigir los recursos allí donde esté la mayor carga de muerte y enfermedad”, dijo Lawrence Gostin, profesor de la Universidad de Georgetown que ha trabajado con la OMS en el pasado.
Sin embargo, Gostin señaló que recaudar dinero de origen privado conlleva sus propios riesgos. La OMS ha sido criticada a menudo por el papel que juegan las empresas, y en especial la industria farmacéutica, en su toma de decisiones.
Si las empresas “reciben acceso preferente o cualquier acceso a la toma de decisiones como una especie de intercambio, es desastroso para la organización, no sólo porque pueda influir en las recomendaciones de la OMS, sino más importante, porque puede parece que influye”, dijo.
El objetivo de la fundación, indicó Soni, es que la OMS tenga más libertad, no menos, “para que sea la mejor versión de sí misma y para que tenga éxito en su misión”.