El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, enfrenta crecientes presiones para que expanda la diversidad racial e ideológica de su gabinete y otros puestos importantes.
Cuando falta un mes y medio para que asuma la Casa Blanca, Biden está siendo criticado por activistas que temen que no cumpla sus promesas de formar un gobierno que refleje la composición el país.
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De los nueve nombramientos importantes que Biden ha hecho hasta ahora, solamente dos —el secretario de Estado Antony Blinken y el jefe de despacho de la Casa Blanca Ron Klain— son de raza blanca. Eso es un nivel históricamente diverso que supera por amplio margen el gabinete que Barack Obama formó en 2009.
Pero líderes de derechos civiles se quejan de que ninguno de los “cuatro grandes” puestos en el gabinete —los secretarios de Estado, Defensa, Tesoro y Justicia — han sido para personas que no sean blancas. Biden se ha negado a comprometerse con ello.
“Yo les prometo que será el gabinete más diverso sobre la base de raza y género que haya existido en Estados Unidos de América”, dijo el presidente electo en una conferencia de prensa el viernes.
Eso se produjo luego que el grupo Demócratas Hispanos del Congreso expresó su desaliento durante una conversación con Klain y otros asesores de Biden el jueves sobre el tratamiento a la gobernadora de Nuevo México Michelle Lujan Grisham, quien de acuerdo con reportes retiró su nombre de la consideración para ser la nueva secretaria del Interior. La llamaron a seguir como candidata para encabezar el Departamento de Salud, pero no estaba claro si eso sucedería.
“Creo que tiene que haber un mayor enfoque en el ala progresista del partido además de los afroestadounidenses”, opinó Martin Luther King III, hijo del asesinado líder de los derechos civiles, en una entrevista telefónica el viernes. “Pero no se puede asumir que no va a pasar”.
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Biden enfrenta ya duras peleas en el Senado para que algunos de sus nominados sean confirmados por los republicanos y el descontento entre sus propios partidarios sobre su dedicación a la diversidad pudiera resultar problemático. Ha llamado al bipartidismo, pero pudiera verse en una situación similar a la de Obama, que asumió el cargo en 2009 con promesas de superar los forcejeos políticos, pero subestimo la reacción en el Congreso.
El Senado de hoy es más difícil e hiperpartidista que cuando Biden era vicepresidente, incluso a senadores republicanos que tienen la mira en la candidatura presidencial en 2024, pero las reuniones iniciales entre los nominados y los senadores parecen haber ido bien.
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