El árbol de Navidad luce distinto para los visitantes al Rockefeller Center este año, empezando con la ceremonia de encendido de las luces del miércoles.
Lo que suele ser una escena caótica y repleta de turistas durante la época navideña, se convirtió en una zona de uso obligatorio de mascarillas y distanciamiento social debido a la pandemia del coronavirus.
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Las luces navideñas del árbol, un abeto noruego de 23 metros (75 pies), se encendieron el miércoles en un evento que fue transmitido por televisión pero cerrado al público. La transmisión utilizó actuaciones grabadas previamente por parte de cantantes de la talla de Kelly Clarkson y Dolly Parton, y las tomas de televisión de las calles aledañas mostraron que la zona estaba prácticamente vacía.
En los días posteriores a la ceremonia de encendido y hasta principios de enero, aquellos que quieran ver el árbol tendrán que seguir una serie de reglas.
La plaza en la que se encuentra el árbol estará cerrada al público; en su lugar, habrá zonas especificas para la observación del árbol en las cuadras aledañas del centro de Manhattan.
Los visitantes se formarán en una fila virtual y recibirán mensajes de texto para avisarles una vez que llegue su turno. En ese momento, serán dirigidos hacia lugares específicos que pueden albergar hasta cuatro personas, donde podrán ver el árbol. Tendrán un límite de cinco minutos.
Desde luego, todos deberán usar mascarillas y mantener distancia social. La entrada a la pista de patinaje y la zona de compras será por separado.
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Las restricciones son necesarias, dijo el alcalde de la ciudad de Nueva York Bill de Blasio a inicios de la semana. “Se limitará el número de personas que pueden acercarse. Es lo que debemos hacer para proteger a todos”.
Empleados de Rockefeller Center instalaron un árbol de Navidad por primera vez en 1931. Se convirtió una tradición anual a partir de 1933. El árbol de este año provino de Oneonta, en la región central de Nueva York.