La pandemia avanza y lo que era optimismo hace unos meses, cuando creíamos que la vacuna iba a estar a finales de años o a inicios del 2021, hoy está en veremos. Ninguna de las vacunas desarrolladas genera la garantía suficiente para creer que la pandemia culminará pronto.
Ahora, un experimento de un científico ruso trae peores noticias. Alexander Chepurnov quiso demostrar que el optimismo inusitado en la sociedad para culminar con la pandemia está errado y para ello puso en riesgo su propia vida. El galeno se infectó de COVID-19 a propósito, padeciendo la enfermedad por segunda vez en seis meses.
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La primera vez se infectó de manera casual, en un viaje que hizo a Francia. El científico, de 69 años, presentó síntomas leves en esa ocasión y como todos los portadores de COVID, desarrolló anticuerpos cuando pasó la enfermedad.
Estos anticuerpos son los que hacen que una parcela de la comunidad científica crea que se puede generar una inmunidad de rebaño. ¿Qué quiere decir esto? Que si la mayoría de la población se infecta, desarrollará anticuerpos, acabando así con la pandemia.
Sin embargo, Chepurnov echa por la borda esa teoría al creer que dichos anticuerpos no se mantienen por mucho tiempo en nuestro organismo. De hecho, cree que duran como mucho tres meses, lapso de tiempo en el que se saldrá del cuerpo.
Por eso, se inyectó a sí mismo de la enfermedad y demostró que ya no tenía anticuerpos en su organismo. El segundo contagio fue más corrosivo que el primero y le causó una doble neumonía, llevándolo a cuidados especiales en una clínica rusa. Por fortuna, los cuidados médicos le salvaron la vida y luego de dos semanas se pudo curar.
Sin embargo, aunque el científico ya está fuera de peligro (al menos por tres meses) la conclusión a la que llega es que la vacuna no acabará con la pandemia, ya que dichos anticuerpos no serán lo suficientemente fuertes para garantizar que no habrá nuevos contagios. Chepurnov insiste en que se deben desarrollar mejores vacunas y sobre todo dejar atrás la teoría de la inmunidad de rebaño.
En síntesis, lo mejor es mantener los cuidados al máximo y si llega la vacuna, que la misma sirva para apaciguar el efecto del virus, que al menos por ahora no tiene intenciones de marcharse.