El ojo del huracán Delta tocó tierra el miércoles justo al sur del resort mexicano de Cancún como una extremadamente peligrosa tormenta de categoría 2, derribando árboles y dejando sin electricidad a varios centros turísticos a lo largo de la costa noreste de la península de Yucatán.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami, dijo que las imágenes satelitales, datos de radar de Cuba y observaciones a nivel de superficie en México muestran que el vórtice del Delta llegó a tierra alrededor de las 5:30 a.m. hora local, con vientos máximos sostenidos de 175 kilómetros por hora (110 millas por hora).
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El funcionario de defensa civil Luís Alberto Vázquez dijo que no hubo informes inmediatos de muertos o heridos, pero dijo que Delta derribó unos 95 árboles y causó apagones en partes de Cancún y la isla de Cozumel. Ortega dijo que unas 39.000 personas fueron evacuadas en los estados de Quintana Roo y Yucatán, y que unas 2.700 personas fueron a refugios para tormentas en los dos estados.
El miércoles por la mañana, los huéspedes del hotel Fiesta Americana Condesa amanecieron en las aulas sofocantes del Instituto Tecnológico de Cancún, a donde fueron trasladados el martes.
Todas las ventanas fueron cubiertas con madera contrachapada para protegerlas del huracán, por lo que no pudieran ver lo que estaba sucediendo afuera, pero dijeron que los vientos aulladores comenzaron alrededor de las 2 a.m. y que llovió mucho. La electricidad, y con ella el aire acondicionado, se cortó la madrugada del miércoles, por lo que todo estaba empañado cuando los turistas usaban la luz de sus teléfonos celulares al levantarse y tomar una primera taza de café.
“Lo difícil ha sido esperar”, dijo Ana Karen Rodríguez, de Monterrey. Ella y un amigo llegaron a Cancún el martes por la mañana y por la tarde fueron trasladados al refugio. Dijo que el hotel hizo planes con anticipación y todo lo posible para que los huéspedes estuvieran cómodos.
A lo largo del martes, la situación la situación lucía grave para este tramo de la costa mexicana.
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Delta había aumentado su fuerza en 130 kilómetros por hora (80 mph) en apenas 24 horas, y sus vientos máximos alcanzaron un máximo de 230 km/h (145 mph) antes de debilitarse a medida que se acercaba a la costa. Sin embargo, los meteorólogos advirtieron que seguía siendo un meteoro extremadamente peligroso, con una marejada ciclónica potencialmente mortal que podría elevar los niveles de agua de 2,7 a 4 metros (9 a 13 pies), junto con olas grandes y peligrosas e inundaciones repentinas tierra adentro.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó el despliegue de más de 5.000 efectivos de las fuerzas armadas y personal de emergencia para colaborar en las tareas que fueran necesarias mientras las autoridades locales y estatales urgían a los residentes a resguardarse en albergues o lugares seguros.