El presidente francés Emmanuel Macron justificó las nuevas restricciones implementadas en el país para limitar la propagación del coronavirus al tiempo que los dueños de restaurantes y bares obligados a cerrar sus negocios manifestaron su indignación por las medidas.
La situación del coronavirus en las ciudades francesas más pobladas es “seria y preocupante”, señaló Macron en declaraciones difundidas el lunes por el vocero del gobierno, Gabriel Attal.
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Las nuevas restricciones se concentran en áreas donde, de acuerdo con las autoridades sanitarias, se registra una propagación de COVID-19 “veloz y considerable”, dijo Attal.
Los bares y restaurantes de Marsella, la segunda ciudad más grande de Francia, cerraron el domingo por la tarde por al menos una semana, lo que generó protestas contra la medida gubernamental.
Se ordenaron restricciones menos drásticas para otras 10 ciudades, entre ellas París, bajo las cuales deberán cerrar gimnasios, evitar congregaciones en público de más de 10 personas y cambiar el horario de cierre de bares a las 10:00 de la noche.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, prometió a los propietarios de negocios que “permaneceremos a su lado y seguiremos implementando medidas que les permitan superar este momento extraordinariamente difícil”.
Las autoridades han reportado un incremento continuo de contagios y hospitalizaciones en las últimas semanas. Francia ha registrado un total de 31.727 muertes relacionadas con el virus, una de las cifras más altas en Europa.