Los estadounidenses que viajen a Cuba no podrán alojarse en hoteles ni regresar a su casa con cigarros o ron de regalo, de acuerdo con una serie de nuevas sanciones anunciadas el miércoles por el presidente Donald Trump que buscan asfixiar económicamente al gobierno de la isla.
Las medidas restringen el alojamiento en más de 400 propiedades que Trump considera que generan ingresos al gobierno cubano, prohíben la importación de tabaco y bebidas alcohólicas cubanas y limitan la organización y participación en encuentros profesionales o conferencias en Cuba, como así también competiciones deportivas y exhibiciones.
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El anuncio se realizó en momentos que Trump busca asegurarse el voto de la comunidad cubano-estadounidense de Florida, un estado que podría terminar decidiendo los comicios presidenciales de noviembre. Trump ha dicho también que considera a la jueza federal cubano-estadounidense Barbara Lagoa entre sus posibles nominadas a ocupar el cargo en la Corte Suprema de Justicia que quedó vacante tras el fallecimiento de la magistrada Ruth Bader.
“El régimen cubano ha estado redireccionando ingresos de viajes estadounidenses autorizados para su propio beneficio, con frecuencia a expensas del pueblo cubano”
Las nuevas sanciones fueron reveladas por el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y el propio Trump en la Casa Blanca mientras estaba reunido con una veintena de veteranos de la fallida invasión a Bahía de Cochinos en 1961.
“El régimen cubano ha estado redireccionando ingresos de viajes estadounidenses autorizados para su propio beneficio, con frecuencia a expensas del pueblo cubano”, expresó el secretario Steven Mnuchin al revelar las medidas.
Las sanciones muestran que Estados Unidos tiene un “compromiso inquebrantable con una Cuba libre”, aseguró Trump, por su parte, frente a los veteranos.
Las autoridades de la isla no efectuaron comentarios de manera inmediata.
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Se trata de las más recientes en una serie de sanciones que ha implementado el gobierno estadounidense desde que Trump llegó al poder bajo la promesa de endurecer el embargo económico y dar marcha atrás con la política de flexibilización de relaciones con la isla que inició su antecesor, el demócrata Barack Obama.
La comunidad cubano-estadounidense es considerada crucial en las elecciones y los anuncios de Trump apuntan a satisfacer a un sector de exiliados anticastristas que ha votado tradicionalmente por los republicanos. Una derrota en Florida podría complicar sus aspiraciones de alcanzar un segundo mandato en los comicios del 3 noviembre.
En una conferencia telefónica que ofreció para dar detalles de las sanciones, la subsecretaria de Estado para asuntos de Cuba y Venezuela, Carrie Filipetti, rechazó que las medidas tengan fines electorales y dijo que llevan tiempo preparándose.
Las propiedades sancionadas aparecen en una lista de hospedajes y hoteles controlados por el gobierno cubano o funcionarios del Partido Comunista de Cuba o familiares de ellos y las empresas de turismo estadounidenses no podrán hacer reservas en ellas.
Con anterioridad estaba autorizado el ingreso de bebidas alcohólicas y tabaco para uso no comercial.
En el caso de las competencias atléticas y actuaciones públicas, quedan restringidas y deberán ser autorizadas analizando cada caso de acuerdo con las nuevas regulaciones.
Los veteranos de Bahía de Cochinos son parte del segmento más conservador y radical de la comunidad cubana, que en los últimos años se ha diversificado con la llegada de inmigrantes más jóvenes con pensamientos más liberales que no apoyan el embargo económico sino el relajamiento de las tensiones.
Trump se ha reunido en varias oportunidades con la comunidad cubana del sur de Florida e incluso algunos de los anuncios de sanciones se han realizado aquí.
Uno de cada cinco de los 13,8 millones de votantes de Florida es de origen hispano y, de acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, cerca de un tercio de ellos tiene raíces cubanas.