Este 11 de septiembre de 2020 se cumple 19 años del terrible ataque a las Torres Gemelas en New York, Estados Unidos. Es una fecha que no solo ha marcado esta nación, sino a todo el mundo. Sin embargo, como es un día de recordación histórica, vale la pena traer a colación el Windows on the World.
Se trata del piso 107 del World Trade Center. El lugar era considerado como el mejor restaurante del mundo. Este espacio no solo se prestaba para probar deliciosos platillos, pues el ambiente cálido, elegante y con una vista espectacular, era la antesala para pedir matrimonio, impresionar a alguien o cerrar un negocio importante.
PUBLICIDAD
¡Impresionante! Así era el piso 107 de las Torres Gemelas donde todos fallecieron
PUBLICIDAD
Lamentablemente, todos los presentes en el lugar murieron la mañana del 11 de septiembre de 2001. El reloj marcaba las 8: 46, cuando de repente el vuelo 11 de Americas Airlines se estrelló contra la Torre Norte, lugar en el que se encontraban 72 miembros de la plantilla del restaurante, 16 integrantes de la empresa Incisive Media; quienes celebraban un desayuno de trabajo, y otro 76 clientes y proveedores.
El Windows on the World.
Hasta el momento trágico, el restaurante, inaugurado en 1976, trabajó continuamente durante 25 años, y había ido parejo al de la propia ciudad, así lo explicó el periodista Tom Roston en el libro The most spectacular restaurant in the world. Tanto así, que cuando sucedió el gran apagón en 1977, los comensales disfrutaron de una cena totalmente gratis, mientras veían que los barrios poco a poco iban desapareciendo en la oscuridad de la noche.
El lugar fue muy criticado. Todo el mundo creía que era un proyecto megalomaniatico destinado al fracaso. Sin embargo, Joe Baum, el encargado de poner en pie este gran proyecto, le demostró a muchos que sí valía la pena. Baum había triunfado en los sesenta con restaurantes míticos como La Fonda de Sol o The Four Seansons, pero había arruinado a principios de los setenta.
Sin embargo, luego llegó el contrato que firmó para encargarse de toda la operación gastronómica del World Trade Center. Esto, porque básicamente nadie más lo quiso. El lugar comprendía de 22 bares y restaurantes repartidos por las dos torres, muchos de ellos modestos y destinado a los trabajadores.
Marmól, cobre, seda y pan de oro era los paisajes que se dibujaban dentro del lugar, pero también, como explica el arquitecto Warren Platner en el artículo de Green, “hectáreas de pladur” y “la baldosa acústica más barata del mercado”.
Las fotos del lugar