Los crecientes contagios de coronavirus en India convirtieron el lunes al gigante asiático en el segundo país más afectado por la pandemia, detrás de Estados Unidos, mientras sus esfuerzos por contener los daños económicos cobran cada vez más urgencia.
Con los 90.802 casos reportados en las 24 horas previas, India adelantó a Brasil con 4,2 millones de casos. Sólo la superaba Estados Unidos, que ha identificado más de 6,2 millones de contagios, según la Universidad Johns Hopkins.
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El Ministerio indio de Salud también reportó 1.016 nuevas muertes, hasta un total de 71.642 por ahora, la tercera cifra más alta del mundo en fallecidos por país.
India, el segundo país más poblado del planeta con 1.400 millones de personas, lleva casi un mes reportando los aumentos diarios más altos del mundo. Pese a los más de dos millones de casos en el último mes y a que el virus se ha expandido a pueblos y ciudades pequeñas, el gobierno indio ha seguido suavizando las restricciones para tratar de reactivar la economía.
El Delhi Metro, un sistema de transporte rápido que sirve a la gran capital de India, Nueva Delhi, y a las zonas vecinas, reanudó sus operaciones el lunes después de cinco meses.
Sólo las personas asintomáticas podían subir a los trenes, con mascarillas, distanciamiento social y controles de temperatura obligatorios.
La red de metro de la capital es el mayor sistema de transporte rápido del país. Antes de cerrar en marzo, los abarrotados trenes llevaban a una media de 2,6 millones de pasajeros al día.
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Nueva Delhi también tenía previsto reabrir los bares el miércoles.
La economía de India se ha contraído más rápido que la de ningún otro país, casi un 24% en el último trimestre.
Las dificultades económicas indias comenzaron con la desmonetización de la moneda nacional en 2016 y la apresurada introducción de un impuesto a bienes y servicios el año siguiente. Pero la estricta cuarentena contra el virus iniciada el 24 de marzo agravó la situación.
Cuando el primer ministro, Narendra Modi, ordenó a toda la población que se quedara en casa, toda la economía cerró en cuestión de cuatro horas. Millones de personas perdieron sus empleos de inmediato y decenas de miles de trabajadores migrantes, sin dinero y temiendo al hambre, salieron de las ciudades y volvieron a sus pueblos.
La migración sin precedentes no sólo paralizó la economía india, sino que expandió el virus a zonas remotas.
Ahora, mientras suben los casos, la mayor parte del país ha reabierto y las autoridades dicen que tienen pocas alternativas.
“Aunque las vidas son importantes, los medios de vida son igualmente importantes”, dijo Rajesh Bhushan, máximo responsable del Ministerio federal de Salud, en una conferencia de prensa la semana pasada.
El virus ya ha agravado la miseria en los amplios territorios interiores del país y en los estados más pobres, donde los repuntes han abrumado a un sistema sanitario falto de fondos.
S.P. Kalantri, especialista en salud pública, dijo que los pobres de India afrontan una “decisión desesperada” entre “una muerte inmediata y una muerte que podría llegar en cualquier momento”.
“La enfermedad ya está allí en los pueblos”, dijo.