Las gallinas han ocupado el hueco dejado por los alumnos en una escuela en Kenia, mientras los maestros en apuros ganan lo que pueden luego de que el país suspendió las clases hasta enero.
Los centros privados de la nación del este de África son los más afectados. Más de 300.000 empleados están en su mayoría sin empleo ni sueldo hasta que se reanuden las clases, dijo Peter Ndoro, director general de la Asociación de Escuelas Privadas de Kenia.
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En el aula convertida en granja avícola, su propietaria, Beatrice Maina, calificó la situación de “un desastre en lo que respecta a los académicos”. Su escuela, Mwea Brethren, tiene más de 300 estudiantes y 20 profesores a tiempo completo. Pero ahora todos están en casa.
Se aventuran a nuevos negocios
Ante el empeoramiento de la economía, Maina está criando a un grupo completamente diferente en las salas vacías.
Las pizarras muestran ahora sus notas sobre la cría de pollos. Las fechas de desparasitación y los datos sobre su alimentación han reemplazado a las tables de multiplicar.
Maina no es la única. Algunos colegas se han aventurado a otros negocios.
“Espero que incluso mis maestros estén haciendo algo porque la vida debe continuar”, afirmó.
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Las escuelas del país están cerradas desde marzo. Los centros públicos están en una situación un poco mejor porque el gobierno paga algunos salarios a los profesores y al personal, dijo Ndoro, quien está preocupado por el ánimo de sus compañeros.
“Esto ha afectado realmente a nuestros maestros y no sabemos si tendrán la… moral para regresar”, manifestó.