En sus primeros dos días como compañera de boleta de Joe Biden, Kamala Harris ha disparado las críticas más agudas a los defectos del presidente Donald Trump. Adicionalmente, el entusiasmo por su candidatura histórica le ha valido a la campaña la cifra récord de 48 millones de dólares en 48 horas.
La campaña espera que sea apenas el comienzo.
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Cuando faltan menos de tres meses de las elecciones, Harris se ha lanzado a ocupar su nuevo papel. Los operadores demócratas y los aliados de la senadora creen que inyectará energía en la que ha sido hasta ahora una campaña relativamente serena que suele dejar que la atención se concentre en la turbulenta Casa Blanca de Trump. En cambio, ella ya está encabezando el ataque contra Trump para que Biden pueda concentrarse en sus propuestas políticas.
“Siempre buscamos voceros que ayuden a concretar, que hablen con los votantes que necesiten una razón adicional para decir, ‘sí, voy a apoyar a Joe Biden’”, dijo Donna Brazile, una expresidenta del Comité Nacional Demócrata que dirigió la campaña de Al Gore en 2000. “Ella llena ese hueco”.
Durante las primarias demócratas, Harris solía salirse del libreto al calzar zapatillas Converse y bailar con gente del personal o del público. Los aliados de Biden esperan que inyecte entusiasmo entre los que se oponen a Trump, pero aún no se convencen de votar por un candidato al que consideran fuera de sintonía con sus intereses.
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La “habilidad para conectarse” de Harris ayudará a transmitir el mensaje a los votantes que de otro modo serían indiferentes, opinó la legisladora Barbara Lee, una de sus dirigentes de campaña.
“Le encanta bailar. Le encanta cocinar. Es una persona que hace las cosas normales que hace todo el mundo. Sienten una conexión con ella”, dijo Lee.
Con todo, Harris —la primera mujer negra en la boleta presidencial de uno de los partidos tradicionales— ha recibido críticas en el pasado de votantes jóvenes y progresistas por su trayectoria como fiscal y luego secretaria de Justicia de California. Dicen que se opuso a medidas cruciales de reforma de la justicia penal, como el uso de cámaras corporales por parte de la policía y que no remedió varias condenas injustas durante su mandato.
Sin embargo, como senadora, ha sido la principal portavoz demócrata sobre la necesidad de reformas policiales, sobre todo en los meses transcurridos desde la muerte de George Floyd a manos de la policía, que ha dado lugar a una movilización nacional por la rendición de cuentas.