El gobierno del presidente Donald Trump confiscó la carga de cuatro buques cisterna que tenía en la mira por transportar combustible de Irán a Venezuela, dijeron funcionarios estadounidenses, en una intensificación de la campaña de Washington para aplicar máxima presión contra ambas naciones aliadas.
El mes pasado, fiscales federales en Washington presentaron una demanda de embargo civil, alegando que la venta del combustible fue concertada por un empresario, Mahmud Madanipour, vinculado con los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, a los que Estados Unidos considera organización terrorista extranjera. En ese momento, expertos en sanciones pensaban que sería imposible hacer efectiva una orden de una corte estadounidense en aguas internacionales.
PUBLICIDAD
Un alto funcionario de Estados Unidos le dijo el jueves a The Associated Press que no se recurrió al uso de la fuerza para ejecutar los decomisos y que los buques no fueron confiscados físicamente. En su lugar, funcionarios estadounidenses amenazaron a los propietarios, aseguradoras y capitanes de los barcos con sancionarlos para obligarlos a entregar sus cargas, que ahora se han convertido en propiedad estadounidense, según el funcionario.
Los fiscales alegaron que los cuatro buques transportaban a Venezuela 1,1 millones de barriles de gasolina. Sin embargo, los barcos cisterna nunca arribaron al país sudamericano y después desaparecieron. Dos de los buques reaparecieron posteriormente cerca de Cabo Verde, dijo un segundo funcionario estadounidense.
Ambos funcionarios aceptaron hacer declaraciones sobre la delicada ofensiva diplomática y judicial a condición de guardar el anonimato.
El embajador de Irán en Venezuela, Hojad Soltani, minimizó lo que parecía ser una victoria para la campaña de sanciones estadounidenses, diciendo el jueves en Twitter que ninguno de los barcos ni los dueños eran iraníes.
“Esta es otra mentira y un acto de guerra psicológica perpetrada por la maquinaria de propaganda de Estados Unidos”, afirmó Soltani. “El terrorista #Trump no puede compensar su humillación y derrota ante Irán usando propaganda falsa”.
PUBLICIDAD
Se desconoce dónde se encuentran los barcos —de nombres Bella, Bering, Pandi y Luna— o sus cargas. Pero hace semanas sus capitanes apagaron sus dispositivos de rastreo para ocultar sus ubicaciones, dijo Russ Dallen, un socio en Miami de la firma de corretaje Caracas Capital Markets, que da seguimiento a los movimientos de navíos.
El Bering dejó de transmitir su ubicación el 11 de mayo en el Mediterráneo, cerca de Grecia, y desde entonces no ha encendido su transpondedor, y el Bella hizo lo mismo el 2 de julio en Filipinas, dijo Dallen. El Luna y el Pandi fueron detectados por última vez cuando navegaban juntos por el golfo de Omán el 10 de julio, fecha en la que fue emitida la orden de confiscación estadounidense. Según información naviera, el Pandi, al que también llaman Andy, reportó que fue “desguazado” o vendido como chatarra, según Dallen.
Conforme más operadores comerciales evitan hacer negocios con Venezuela, el gobierno socialista de Nicolás Maduro ha recurrido a Irán en forma creciente.
En mayo, Maduro celebró la llegada de cinco buques cisterna iraníes que entregaron el muy necesario combustible para reducir la escasez que había causado largas filas en Caracas, que no solía padecer ese tipo de penurias.
A pesar de poseer las reservas petroleras más grandes del mundo, Venezuela no produce suficiente gasolina refinada y registra una caída en su extracción de crudo a su nivel más bajo en poco más de siete décadas en medio de su crisis económica y las consecuencias de las sanciones estadounidenses.
El gobierno de Trump ha estado intensificando la presión a los propietarios de barcos para que acaten las sanciones impuestas a adversarios de Estados Unidos como Irán, Venezuela y Corea del Norte.
En mayo emitió un aviso en el que apremiaba al sector marítimo global a mantenerse alerta ante tácticas para evadir sanciones como las peligrosas transferencias de buque a buque y el apagado de dispositivos obligatorios de rastreo, ambas utilizadas en las recientes entregas de crudo de Irán a Venezuela.
Una de las compañías implicadas en los envíos a Venezuela, el Avantgarde Group, fue previamente vinculada con la Guardia Revolucionaria e intentos para evadir las sanciones estadounidenses, según los fiscales.
Una filial de Avantgarde facilitó la compra para la Guardia Revolucionaria del Grace 1, un buque decomisado el año pasado por Gran Bretaña debido a las acusaciones de Estados Unidos de que llevaba petróleo a Siria. Irán negó las acusaciones y el Grace 1 fue liberado a la larga. Sin embargo, la incautación provocó una crisis internacional en la que Teherán confiscó en represalia un barco de bandera británica.
Según la demanda para el embargo de los activos, una compañía no mencionada por su nombre facturó en febrero a Avantgarde un pago en efectivo de 14,9 millones de dólares por la venta de la gasolina a bordo del Pandi. Sin embargo, un mensaje de texto entre Madanipour y otro conspirador no mencionado deja entrever que había habido dificultades para realizar la travesía.
“El propietario del barco no quiere ir debido a la amenaza estadounidense, pero queremos que vaya, e incluso acordamos que también compraremos el barco”, se afirmaba en el mensaje, de acuerdo con un extracto incluido en la demanda.