Los consumidores chinos están comprando de nuevo autos de lujo alemanes. Las plantas de ensamblaje europeas se ven cada vez más activas. Ahora la economía mundial espera que Estados Unidos controle su brote de coronavirus para impulsar la recuperación general, pero nada hace pensar que eso vaya a suceder pronto.
La floja respuesta de Estados Unidos a la pandemia y sus idas y venidas en torno a un plan de estímulo plantean dudas acerca de sus perspectivas económicas y lo dejan como el principal peligro para la recuperación global.
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Después de imponer restricciones, muchos estados estadounidenses declararon una victoria prematura y empezaron a reactivar sus economías antes de tiempo, provocando un rebrote del COVID-19. Las infecciones confirmadas están subiendo en la mayoría de los estados y muchos negocios tuvieron que replantearse las cosas e incluso cancelar sus planes de reapertura. Si bien ya no domina el comercio mundial como hace 20 años, Estados Unidos sigue teniendo la economía más grande, que representa el 22% de la producción mundial, comparado con el 14% de China, según el Banco Mundial.
Por ello, su manejo de la pandemia y de su economía es vital para empresas como Officina del Poggio, que produce bolsos de lujo en Bolonia, Italia, y que vende en Estados Unidos el 60% de sus bolsos inspirados en motocicletas.
La propietaria de la firma Allison Hoeltzel Savini dijo que casi no hubo ventas durante el segundo trimestre del año. Ya había sufrido un duro golpe cuando Barneys, su principal cliente, se declaró en bancarrota y no pagó por la colección de primavera-verano que ha había entregado.
Es poco probable que Estados Unidos saque a la economía mundial del pozo en que se encuentra, como hizo en el pasado.
Hoeltzel Savini dijo que tuvo que congelar las contrataciones y que no ha podido viajar a Estados Unidos para promover las ventas, como todos los años. Se recuperó un poco contactándose con los clientes a través de boletines y de las redes sociales durante el pico de la pandemia en Italia, pero mira el futuro con cautela, ya que el mercado estadounidense sigue bajo.
“Me preocupa mucho la próxima temporada. No sé si los clientes colocarán pedidos”, expresó.
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La misma situación enfrenta Shenzhen Aung Crown Industrial Ltd., que produce gorras de béisbol. La empresa vende el 60% de su producción en Estados Unidos. “No podemos darnos el lujo de perder el mercado estadounidense”, dijo la gerenta general Kailyn Weng. Es irremplazable, ya que “cuesta encontrar mercados que puedan adquirir grandes cantidades de gorras de alta calidad”.
Es poco probable que Estados Unidos saque a la economía mundial del pozo en que se encuentra, como hizo en el pasado.
“Estados Unidos no será la locomotora” de la recuperación, dijo Nariman Behravesh, principal economista de la firma investigadora IHS Markit.
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Si Estados Unidos hubiese manejado mejor el brote de coronavirus, “la recuperación hubiera sido más sólida”, opinó Behravesh. “No tengo ninguna duda”.
La reducida capacidad de Estados Unidos de impulsar el crecimiento mundial no es consecuencia sólo del coronavirus. Su porcentaje de la producción y el crecimiento mundial ha ido disminuyendo en los últimos años.
La economía china ha estado creciendo a un ritmo más rápido que el de Estados Unidos y ha reducido la brecha entre los dos. Del 2009 al 2019 la participación de China en el crecimiento mundial fue del 28%, la de Estados Unidos de solo el 17%.
“Estamos en un mundo multipolar, con muchas locomotoras… China, Europa…”, además de Estados Unidos, dijo Behravesh.
Los fabricantes de autos de Estados Unidos, que dominan el mercado mundial de vehículos de lujo, han registrado un aumento de ventas en China. Las ventas de BMW subieron un 17% en el segundo trimestre comparado con el mismo período en el año previo. Las de Daimler aumentaron un 15% en China, mientras que en Estados Unidos mermaron un 36%.
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El economista Philipp Hauber, del Instituto para la Economía Mundial de Kiel, dijo que, “de hecho, China ha sido la locomotora de la economía mundial en los últimos años. Esto no quiere decir que el desarrollo de la economía estadounidense no sea relevante. Las dos economías tienen casi el mismo tamaño, dependiendo de cómo las midas, y las dos son los principales socios comerciales de la eurozona”.
Los exportadores chinos ya estaban buscando alternativas al mercado de Estados Unidos desde que el presidente Donald Trump aumentó los aranceles sobre sus exportaciones en el 2018. Esto ayudó a que las exportaciones chinas crezcan a un paso más acelerado que el promedio, restándoles mercados a países en desarrollo. Mercados de Asia, Europa y América Latina, no obstante, generalmente compran productos más baratos.
El Partido Comunista chino ha estado tratando desde hace una década de reducir la dependencia de las exportaciones y de alentar el consumo interno.
De todos modos, en todos lados se espera una reactivación de la economía estadounidense.
“Tratamos de ganar espacio en los mercados europeos, pero Europa también fue muy golpeada por la pandemia”, dijo David Hu, gerente de la Yiwu Sinohood Bags de China, que vende el 40% de su producción en Estados Unidos, aunque últimamente no ha recibido órdenes. “El mercado de Estados Unidos es importante para nosotros y no creo que podamos encontrar algo que lo reemplace”.