Los puertorriqueños pedían explicaciones el lunes después de las autoridades se vieran forzadas reprogramar la votación de las primarias en los colegios electorales donde faltaron boletas, una decisión sin precedentes descrita como un golpe para la democracia en el territorio estadounidense.
La comisión electoral de la isla se mantenía en silencio mientras el bochorno y la indignación se extendían por Puerto Rico, al día siguiente de que los votantes se vieran rechazados en centros de votación cerrados que por motivos desconocidos recibieron las papeletas varias horas más tarde o nunca.
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Era la primera vez que se cancelaban unas primarias, y muchos temían que el episodio terminara con la confianza de los puertorriqueños en su gobierno y pudiera afectar al resultado de las elecciones generales de noviembre en la isla, donde la tasa de participación es de casi el 70%.
“Esa cicatriz nunca se va a ir de Puerto Rico”, dijo el analista político Domingo Emanuelli. “Eso fue un atraco a la democracia del país”.
La gobernadora, Wanda Vázquez, y otros funcionarios de los dos principales partidos del territorio exigieron la renuncia de Juan Ernesto Dávila, presidente de la comisión electoral. Él declinó hacer comentarios a través de una vocera, aunque dijo a la emisora de radio NotiUno que renunciaría cuando hubieran terminado las primarias, afirmando que hacerlo antes sería irresponsable.
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Mientras tanto, las preguntas de por qué celebró Puerto Rico las primarias si no había boletas disponibles y cómo era posible que nadie supiera del problema hasta que fue demasiado tarde seguían sin respuesta.
Miembros de la comisión electoral del gobernante Partido Nuevo Progresista, partidario de convertir al territorio en un estado, y el opositor Partido Popular Democrático no respondieron a llamadas y mensajes pidiendo comentarios.
Estas primarias han despertado más expectación de lo habitual porque enfrentan a dos candidatos que sirvieron como gobernadores provisionales tras la crisis política del año pasado. Vázquez se enfrenta a Pedro Pierluisi, que representó a Puerto Rico ante el Congreso estadounidense entre 2009 y 2017.
Pierluisi sirvió brevemente como gobernador tras la renuncia de Ricardo Rosselló en agosto de 2019, tras grandes protestas callejeras desencadenadas por casos de corrupción y la filtración de un chat lleno de improperios. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Puerto Rico concluyó que Vázquez, entonces secretaria de Justicia, era la siguiente en la línea de sucesión porque no había secretario de Estado.
Por su parte, el principal partido de la oposición, el Partido Popular Democrático, que defiende mantener la situación actual como territorio estadounidense, celebra primarias por primera vez en sus 82 años de historia. Tres personas optan a la candidatura a gobernador: la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, conocida por sus discusiones públicas con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras el devastador huracán María; el senador puertorriqueño Eduardo Bhatia, y Carlos Delgado, alcalde de la ciudad costera de Isabela, en el noroeste de la isla.
La junta federal que supervisa las finanzas de Puerto Rico restó importancia a las acusaciones de que la comisión electoral no tenía suficiente financiamiento, afirmando que había aprobado todas sus peticiones de fondos.
“Las interrupciones (…) son el resultado de una organización ineficiente en una agencia que hace solo dos semanas tuvo inconvenientes para conseguir la impresión de las papeletas de una elección que originalmente se llevaría a cabo el pasado 7 de junio”, dijo la junta en un comunicado. “Esta agencia tiene dinero suficiente y cuenta con más que el personal necesario para realizar la única tarea que le corresponde”.
Aunque se ha fijado otra fecha de primarias para el 16 de agosto, algunos esperaban que las demandas y agujeros legales pudieran forzar un cambio de planes.
Edgardo Román, presidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, dijo que la situación está en una zona legal incierta porque nunca se había previsto. Hay que fijar una nueva fecha para los que no tuvieron ocasión de votar porque las boletas no llegaron, señaló, pero está menos claro qué ocurrirá con los que no regresaron a los colegios electorales porque no se enteraron a tiempo de que ya había llegado el material.
“Todo ha sido bien abrupto”, señaló. “Hemos tenido la peor experiencia electoral en la historia de Puerto Rico”.
Al menos un votante presentó una demanda el domingo por la tarde contra la comisión y los responsables electorales de los dos principales partidos, a través de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).
Además, Pierluisi presentó otra demanda contra la comisión y los dos funcionarios, rechazando la decisión de celebrar otras primarias el domingo siguiente.
El panorama era desalentador para algunos, pero Gireliz Zambrana, empleado federal de 31 años y que no tuvo ocasión de votar el domingo, dijo que volvería a intentarlo el 16 de agosto, aunque estaba frustrado y dijo que lo ocurrido era irracional.
Insistió en que la situación de Puerto Rico debe cambiar. La isla sigue tratando de recuperarse del huracán María y de una serie de fuertes sismos, en medio de una pandemia y de 13 años de recesión económica.
“Hay que salir a votar”, afirmó. “La única forma (de) que todo esto se solucione es sacando a las personas”.