Bangladesh es el segundo país que exporta ropa a nivel mundial. Pero este era, hasta antes del COVID–19, el único sustento de miles de personas, que se quedaron sin su único ingreso al cancelar las grandes marcas aproximadamente 3 billones de órdenes de stock. Lost Stock: La compañía que ayuda a los confeccionistas abandonados en Bangladesh
Al ver esta situación, Cally Russell, creador de la app de moda Mallzee y basado en Edimburgo, creó Lost Stock, una marca que compra parte de estas órdenes canceladas, las vende en cajas por Internet (el cliente llena una base de datos con su talla, sexo, edad y preferencias de color) y cuesta 45 dólares. Un 37% de la venta es donado a los trabajadores, que apoyados por la fundación SAJIDA tienen comida y productos de higiene básicos.
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Lost Stock: La compañía que ayuda a los confeccionistas abandonados en Bangladesh
Metro habló con Russell sobre cómo funciona este concepto.
¿Cómo comenzó Lost Stock?
–Nosotros medimos el impacto de la cadena de suplemento, vemos cómo las grandes compañías han cancelado órdenes y los confeccionistas no han sido pagados por ello. Vimos lo que pasó con la pandemia y el impacto que ha tenido en países como Bangladesh. Las órdenes han sido canceladas y la gente no ha tenido cómo alimentarse.
Así, el equipo y yo comenzamos a generar ideas y pensamos que el vender el stock cancelado por las marcas y los vendíamos directamente a los consumidores de una manera bastante segmentada.
Nuestro plan inicial era vender 10 mil cajas. Luego de ocho semanas, vendimos 103 mil. Y eso fue en Inglaterra, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. Y la oferta es realmente simple: la gente compra una caja que se ajusta a sus gustos. Tu nos dices tu edad, tu talla, los colores que te gustan. Nosotros hacemos el match con los productos cancelados. Y esto es todo de grandes marcas. No puedo decirte qué marcas están dentro de la caja, pero se puede hallar fácilmente, en línea, quién está cancelando stock y quién no lo está haciendo.
Estamos ofreciendo estas marcas juntas y esto representa un gran negocio para el consumidor, ya que en una caja estás obteniendo esas prendas a mitad de precio. Cuesta 60 dólares en total, porque, de hecho, al precio normal las puedes hallar casi al doble. Y, al mismo tiempo, por cada caja vendida, ayudas a una familia en Bangladesh por una semana. Así se ayuda a las comunidades más vulnerables: obtienes algo realmente hermoso y das tu apoyo a personas que tienen necesidades.
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¿Cómo obtienen las órdenes canceladas?
–La forma en que operamos es que trabajamos directamente con las fábricas y compramos su stock . Cuando comenzamos teníamos tres, cuatro fábricas con lotes que no habían vendido. No todos necesariamente vienen de marcas grandes, algunas son neutrales y las prendas vienen sin la etiqueta.
Actualmente tenemos 20 fábricas, ya que esto ha generado impacto en Bangladesh y así hemos podido ayudar a más familias. De hecho, una de las personas enlace que nos colabora con las fábricas y que nos ayuda a comprar el stock nos dijo que al colaborar con esta planta podríamos ayudar a los trabajadores y a sus familias seis semanas más por las acciones que hemos tomado.
“Hay productos maravillosos, algunos son premium, pero los limitamos por la practicidad, así que tenemos jeans, pantalones, entre otros, porque son más prácticos para el día a día y, además, nos basamos en los productos que más cancelaron las marcas”
¿Han tenido problemas con las marcas?
–Debo decir que no creo en las marcas en este proceso, realmente, por lo que muchas han hecho con sus trabajadores en esta pandemia y las decisiones que han tomado en este aspecto. Siento que pudieron hacerlo mejor y pudieron tomar decisiones con las fábricas de una manera más constructiva. Algunas marcas sí se han puesto en contacto detrás de bambalinas para ayudarnos y otras han hecho lo opuesto, lo que es una vergüenza, porque deberían pensar cómo mejoran la calidad de vida de estos trabajadores.
¿Cómo construyen las cajas?
–No con piezas básicas solamente. Realmente hay productos maravillosos, algunos son premium, pero los limitamos por la practicidad, así que tenemos jeans, pantalones, entre otros, porque son más prácticos para el día a día y, además, nos basamos en los productos que más cancelaron las marcas (nota adjunta: la compañía se enfoca sobre todo en tops y blusas). Además al mandar tres productos, el costo del envío se hace mucho más manejable. Esperamos, prontamente, abrir espacio para los vestidos. Lo importante, al escoger cómo armamos las cajas, es que acerquemos las piezas al gusto de la gente. De esta manera, a través de una base de datos. También tenemos Lost Stock Kids, categoría que cubre cinco piezas de ropa.
Ahora, tenemos un equipo de compradores, que se encarga de adquirir los productos necesarios y también tenemos otro que asegura la calidad de estas piezas, así que hay un gran trabajo detrás al hallar estos productos, comprarlos, asegurar la calidad y también mantener una cadena de suplemento en medio de una pandemia. Nos decían que esto lo íbamos a hacer en seis meses y lo hicimos en seis semanas, en medio de unas circunstancias que nadie se esperaría.
¿Cuántas toneladas de ropa crees que aún están en las fábricas de Bangladesh?
–Van hasta cientos de miles de toneladas, ayer teníamos 270 mil de jumpers. Abandonados por un solo retailer. Y si la gente sigue con el ritmo de consumo como va, habrán más órdenes canceladas y más trabajadores en crisis.
¿A cuántas familias en Bangladesh han apoyado?
–No hay una cifra exacta, pero al menos, aproximadamente a cien mil familias. A veces sostenemos al trabajador y a su familia dos, tres semanas, pero eso depende de las circunstancias de la fábrica y el trabajador.
¿Esperan llegar a otros países maquiladores, como Marruecos, por ejemplo?
–Comenzamos con Bangladesh, porque vimos que es el país con más necesidades en este aspecto. Esperamos en un futuro llegar a otros, pero por ahora, solo estamos enfocados en un lugar como punto de partida para generar más impacto.
¿Qué pasa con la ropa que no escogen?
–Tomamos nota de esto y esperamos hallar una manera de venderla en el futuro. Y también, con la ropa que no está en nuestra marca tratamos de conectarla con posibles compradores que ayuden a estas fábricas.