El Centro de Control de Enfermedades (CDC) publicó el jueves las guías para la reapertura de las escuelas para el otoño.
Con el título, la importancia de reabrir las escuelas de Estados Unidos este otoño, el CDC establece que “los padres están compresiblemente preocupados por la seguridad de sus hijos en las escuelas en medio del COVID-19. La mejor evidencia disponible al momento indica que si los niños se infectan, hay una probabilidad más que baja de que sufran síntomas severos. Las tasas de mortalidad entre los niños de edad escolar es mucho más baja que los adultos”.
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“Del mismo modo, los daños atribuidos a las escuelas cerradas, en el plano social, emocional, comportamiento, bienestar económico y logros académicos de los niños a corto y a largo plazo serán significativos”, añade el documento.
De acuerdo al CDC, la falta de opciones para educación presencial afecta desproporcionadamente a personas de bajos ingresos, a los hijos de las minorías y a los niños con discapacidad. Esos estudiantes con poca probabilidad tendrán acceso a recibir educación y cuidos privados y están mas propensos a depender de los servicios que proveen las escuelas como comedores escolares, servicios de educación especial, trabajadores sociales y programas extracurriculares que son importantes para cumplir con sus metas de desarrollo básico.
“Más allá del hogar de un niño, no hay otro lugar que tenga mayor influencia en la salud y bienestar de un niño que su escuela”, expone el escrito.
En su análisis, extender el cierre de las escuelas es perjudicial para los niños, porque puede llevar a una perdida severa del aprendizaje y la necesidad de educación presencial es particularmente importante para estudiantes con mayores necesidades de modelo de comportamiento.
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