Phoenix — En momentos en que el coronavirus está en auge en Arizona, donde hace poco se le ordenó a la gente ponerse las mascarillas en público, cientos de personas se concentraron en Scottsdale para protestar con las normas de salud dictadas por el gobierno.
Un concejal municipal, Guy Phillips, se subió al podio y se sacó el cubrebocas, exclamando “¡No puedo respirar!”, la misma frase coreada por activistas que protestan contra la violencia policial contra los negros.
PUBLICIDAD
Phillips luego insistió en que se refería a la dificultad de vestir la mascarilla y no a nada racista, pero muchos consideraron ofensivo el comentario.
El episodio subraya la intensa desconfianza hacia las órdenes oficiales que perduran históricamente en Arizona desde el surgimiento de los primeros poblados allí. Pero la actitud contestataria está cayendo bajo intenso escrutinio en momentos en que el estado se está convirtiendo en uno de los peores focos de coronavirus del mundo.
El mensaje sobre la importancia de tener la máscara para proteger a la colectividad no siempre cae bien en un estado donde predomina la actitud de “tú ocúpate de lo tuyo” y donde provinieron el candidato conservador Barry Goldwater y el senador republicano John McCain.
“Históricamente, Arizona ha sido un estado donde existe un culto al individualismo, y muchos de sus habitantes aprecian esa imagen”, escribió David Berman, un profesor ya retirado de la Universidad Estatal de Arizona que ha escrito prolíferamente sobre la historia y cultura política de esa región.
“Es una tendencia muy marcada en Arizona, desde hace mucho tiempo. Es la actitud de ‘estamos lejos de todo, somos individuos, no necesitamos al gobierno, déjennos encargarnos de nuestros propios asuntos’”, declaró Berman en una entrevista.
PUBLICIDAD
“En Arizona es un problema tratar de contrarrestar esta actitud individualista. La gente responde, ‘Yo me encargo de lo mío, fuera de mi camino’”, añadió.
La mayoría de los habitantes de Arizona sí se ponen los cubrebocas y sin ningún problema, especialmente en las zonas urbanas. Pero otros se niegan o lo hacen a regañadientes, debido a un profundo escepticismo sobre las órdenes oficiales. Hay quienes incluso rechazan el consenso científico de que el coronavirus es una enfermedad peligrosa y contagiosa, cuyo contagio se puede frenar con la mascarilla.
“Una de las causas por las que Estados Unidos libró su Guerra de Independencia era la de no tener más un rey que nos imponga la ley, que debemos tener un proceso democrático”, expresó Sherry Wootan, una republicana habitante de Arizona de 54 años. Añadió que se le pone la máscara sólo hay obligación, y que no se cubre la nariz.