SAN JUAN— Estatuas, nombres de calles y plazas e incluso los restos del conquistador Juan Ponce de León: España dejó un legado casi indeleble en Puerto Rico que atrae a hordas de turistas anualmente, pero algunos activistas tratan de borrarlo al sumarse a un movimiento en Estados Unidos para erradicar los símbolos de la opresión.
Decenas de activistas marcharon por la zona histórica de la capital puertorriqueña el sábado, algunos portando la vestimenta tradicional taína al tiempo que sonaban tambores y caracolas para exigir que el gobierno empiece a retirar estatuas, incluyendo las de Cristóbal Colón.
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“Estas estatuas representan toda esa historia de violencia, de invasión, de saqueo, de robos, de asesinatos”, afirmó un activista que usó el nombre de Pluma e integra el Consejo por la Defensa de los Derechos Indígenas. “Son crímenes contra la humanidad”.
Colón llegó a Puerto Rico en 1493 en compañía del español Ponce de León, quien posteriormente se convertiría en el primer gobernante de la isla y reprimió una revuelta de los nativos taínos. Historiadores y antropólogos creen que hasta 60.000 taínos vivían en Puerto Rico en ese entonces, pero pronto fueron obligados a realizar labores y sucumbieron ante brotes de enfermedades contagiosas.
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Siglos después, las autoridades locales homenajearon a ambos exploradores erigiendo estatuas y nombrando calles y plazas en su honor en todo Puerto Rico. La Plaza Colón se encuentra en la entrada del Viejo San Juan y cuenta con una estatua de Colón develada en 1893 para celebrar el 400mo aniversario de su llegada. Mientras tanto, una estatua cercana de Ponce de León da al sur con su mano izquierda en la cadera y el índice derecho apuntando hacia el primer asentamiento fundado por el propio Ponce de León. Las ruinas aún marcan el lugar de la primera capital española de la isla y son consideradas Patrimonio Histórico de Estados Unidos. La estatua elaborada con el acero fundido de cañones británicos también apunta a la misma dirección de la cercana Catedral de San Juan Bautista donde se localizan los restos de Ponce de León y es un popular punto turístico.
El sábado, los activistas exigieron que ambas estatuas sean derribadas como el primer paso hacia la desaparición de símbolos de la opresión por todo Puerto Rico.
“No, no va a ser fácil”, reconoció Francisco Jordán García, que ayudó a organizar la marcha. “Será un proceso largo”.
El activista rápidamente ofreció alternativas.
“ Podríamos fundirlas y crear una estatua diferente de alguien que realmente se lo merezca”, agregó.