St. Pete Beach, Florida — Estados Unidos registró menos de 50,000 nuevos contagios de coronavirus en un día por primera vez en cuatro días, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins, aunque los expertos temían que las celebraciones en el fin de semana del 4 de julio sirvieran de acelerante para el creciente brote del virus en el país.
John Hopkins contabilizó el domingo 45,300 casos nuevos reportados el sábado, tras tres días en los que la suma diaria en Estados Unidos llegó a los 54,500 casos nuevos. La nueva cifra no implicaba necesariamente que la situación en el país hubiera mejorado, y podría deberse a una reducción de los reportes en el feriado nacional.
PUBLICIDAD
Estados Unidos es el país del mundo con más contagios y muertes confirmadas, con 2.8 millones de infectados y casi 130,000 fallecidos, según la universidad. Los expertos creen que el alcance real de la pandemia es significativamente mayor, ya que algunos mueren antes de hacerse la prueba y muchos casos leves quedan sin diagnosticar.
Casi 11.3 millones de personas se han infectado en todo el mundo y más de 531,000 han muerto, con brotes crecientes en India, Sudáfrica, Pakistán, Brasil y otros países latinonamericanos. Sudáfrica reportó el domingo por primera vez más de 10,000 casos nuevos en un día.
En un indicio de lo rápido que se expande el virus en Estados Unidos, las autoridades reportaban menos de 20,000 contagios nuevos al día hasta el mismo 15 de junio. Florida y Texas dieron el sábado cifras récord de aumentos diarios en casos confirmados, y las muertes asociadas al virus han empezado a subir.
Pese a las advertencias de expertos sanitarios de limitar las aglomeraciones, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, siguió adelante con sus planes de ofrecer un discurso el viernes en el Monte Rushmore, en Dakota del Sur, y una noche de homenajes y fuegos artificiales el sábado en el National Mall de Washington. Trump aprovechó el Día de la Independencia para atacar a los que no le apoyan y no mencionó el espantoso coste humano de la pandemia.
Pat Lee, de Upper Dublin, Pensilvania, y dos amigos, ninguno de ellos con mascarilla, se reunieron cerca del acto en Washington.
PUBLICIDAD
“El presidente dijo que desaparecería”, dijo Lee de la pandemia. “Creo que las máscaras son como un bulo”.
En otro dato preocupante, la Organización Mundial de la Salud dijo que los estados miembros habían reportado más de 212,000 casos confirmados de COVID-19 en todo el mundo el sábado, el aumento diario más grande desde el inicio de la pandemia. La organización con sede en Ginebra indicó que más del 60% de los casos confirmados ese día estaban en las américas.
Ante los crecientes contagios, muchas poblaciones estadounidenses cancelaron desfiles y fuegos artificiales y desaconsejaron las aglomeraciones.
Texas, que el sábado tuvo un aumento diario récord de 8,258 casos confirmados del virus, daba marcha atrás en una de las reaperturas más rápidas del país. Buena parte del estado empezó a exigir el viernes que la gente se cubriera el rostro, con una multa de $250 para los rebeldes.
En Florida, que el sábado reportó 11,445 contagios confirmados, se cerraron los bares y algunas atracciones regionales como el Zoo de Miami y Jungle Island. Las autoridades del sur de Florida, incluidos el condado de Miami-Dade y los Cayos, cerraron las playas durante el fin de semana.
Otras playas seguían abiertas. En la playa de St. Pete en el Golfo de México, había pocas plazas libres para estacionar y cientos de personas se colocaron bajo las sombrillas y estructuras en la arena. Keisha Pereira llegó desde el condado de Osceola, más de 100 millas tierra adentro, con su hija y otros dos niños.
“Vamos a quedarnos juntos”, dijo. “Me siento bastante segura al aire libre”.
El fin de semana feriado coincidió con un gran retroceso en los esfuerzos de California por reactivar su economía. El gobernador, Gavin Newsom, ordenó tres semanas de cierre a bares y establecimientos cerrados en condados donde viven unos 30 millones de personas.
En varias regiones de California, los problemas económicos provocaron campañas para convencer a los residentes del estado de que viajaran dentro de la región. Pero expertos en salud pública y alcaldes de las populares localidades de playa de Santa Cruz y Half Moon Bay pidieron a la gente que pasara el feriado en casa.