El presidente Donald Trump se aprestaba hoy, sábado, a hablar ante los graduados de la Academia Militar de Estados Unidos en medio de preguntas urgentes de la sociedad sobre el papel de los soldados en una sociedad civil.
Bajo ciertas medidas sanitarias debido la pandemia de coronavirus, Trump dará el discurso principal el sábado en la ceremonia de graduación de 1,100 cadetes luego de que el presidente hizo una amenaza polémica: usar tropas estadounidenses en territorio nacional para sofocar las protestas derivadas de la muerte de George Floyd mientras estaba bajo custodia de la policía de Minneapolis.
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Las tensiones entre la Casa Blanca y los militares han aumentado desde que las protestas por la muerte de Floyd arrasaron la nación. Floyd, un hombre negro, fue sujetado por el cuello por un policía blanco durante varios minutos a pesar de que dijo que no podía respirar.
En las últimas dos semanas, Trump regañó al secretario de Defensa, Mark Esper, por oponerse públicamente al llamado del presidente a usar soldados en servicio activo para reprimir manifestaciones. Luego bloqueó un intento de Esper de abrir un debate público sobre eliminar los nombres de los oficiales del Ejército Confederado de las bases militares. Ese ejército representó a los estados sureños que se separaron durante la Guerra Civil estadounidense y que, entre otras cosas, defendieron la esclavitud.
El general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, enfureció aún más a Trump el jueves, al declarar que fue “un error” suyo haber acompañado a Trump en una caminata el 1 de junio por el parque Lafayette, para que el presidente posara para los medios de comunicación sosteniendo una Biblia fuera de la Iglesia de San Juan, que fue dañada por el fuego durante los disturbios.
Las declaraciones de Milley fueron a una expresión extraordinaria de arrepentimiento por parte del principal asesor militar de Trump. Milley dijo que su presencia en la caminata condujo a la percepción de que los militares se estaban inmiscuyendo en política, lo que en su opinión, al igual que la de Esper, es una amenaza para la democracia.