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Arturo Schomburg: un "afro-borinqueño" olvidado en la historia de Puerto Rico

En este perfil te hablamos sobre el afro-borinqueño, considerado uno de los fundadores de la historia afroamericana

Se encontraba en quinto grado cuando una maestra le dijo: “las personas de color no tienen historia, héroes o logros notables”.  Ese fue el momento en el que Arturo Alfonso Schomburg embarcaría su rumbo de Puerto Rico a Nueva York, no tan solo en búsqueda de una mejor vida, sino para recoger y documentar la historia y el legado de los negros en América. 

El escritor, historiador y activista boricua, a pesar de ser uno de los ilustres más reconocidos por los afroamericanos e hispanos en Estados Unidos, ha sido olvidado en la historia de Puerto Rico.

En sus años en Nueva York, Schomburg se identificó como “afro-borinqueño”. La literata neoyorquina de ascendencia puertorriqueña, Lisa Sánchez González, explicó en su libro Modernism and Boricua Literature: A Reconsideration of Arturo Schomburg and William Carlos Williams que el escritor se describía como racialmente negro y culturalmente boricua. 

Y es que Schomburg era un hombre negro, de cuerpo grande, rostro redondo, bigote pronunciado, cabello rizado, ojos pequeños, labios pronunciados e inglés con acento hispano. 

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Era hijo de una esclava liberta de St. Croix y un mercante mestizo de ascendencia alemana. Nació en Santurce el 24 de enero de 1874. Estudió imprenta comercial en el Instituto Popular de San Juan, así como literatura negra en el St. Thomas College de las Indias Occidentales Danesas (ahora “Islas Vírgenes de los Estados Unidos”) – en donde vivió con su tío abuelo, según el artículo Arthur ’Afroborinqueño’ Schomburg, del historiador jamaiquino, Robert W. Knight.  

En Puerto Rico, trabajó en un imprenta junto al escritor y tipógrafo, José González Font. El artículo Las migraciones de Arturo Schomburg, del historiador y autor estadounidense, Jesse Hoffnung-Garskof, relata cómo González Font le firmó una carta de recomendación a Schomburg  con la que llegó el 17 de abril de 1891 a Nueva York a sus 17 años.

En los años subsiguientes tras haber embarcado, estudiaba inglés en la noche mientras vivía junto a nacionalistas puertorriqueños y cubanos en la parte baja de la Segunda Avenida, conocida por estar en Manhattan. Hoffnung-Garskof escribió en su artículo que, en aquel entonces, los puertorriqueños en Estados Unidos no sobrepasaban los 1,500 porque no habían ocurrido las primeras migraciones masivas a partir de la década del 20.

Sin embargo, la distancia no obstaculizó la lucha del afro-borinqueño por la independencia de Puerto Rico y Cuba. Knight relató que Schomburg estuvo cerca de una década involucrado como activista y militante de movimientos separatistas, en su mayoría compuestos por afro-cubanos. Entre ellos, el Club Borinquen y Betances y Las Dos Antillas, siendo secretario de este último. 

Knight igual menciona que cuatro años después, cuando tenía 21, conoció a una blanca oriunda de Virginia que se convirtió en su primera esposa, Elizabeth Hatcher. Los tres hijos que Schomburg había concebido junto a ella los dejó al cuidado de su familia política cuando falleció en 1900. Él se quedó en Nueva York, en donde consiguió empleo como mensajero y oficinista en 1901. 

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Para académicos que han estudiado a Schomburg, durante su matrimonio se alejó de manera activa de los movimientos nacionalistas. Ese distanciamiento se intensificó a partir de la Guerra Hispanoamericana en 1898.

En su artículo, Hoffnung-Garskof cuenta que en 1902 el afro-borinqueño se casó con una afroamericana de Carolina del Norte que se convirtió en su segunda esposa, Elizabeth Morrow Taylor. Cuatro años después, en 1906, falló al intentar obtener un certificado en Derecho.

En el artículo de Hoffnung-Garskof se lee cómo el escritor afroamericano, Alain LeRoy Locke, escribió sobre el afro-borinqueño que era un hombre de “español florido e inglés imposible” con dotes al “reunir datos”. Para LeRoy y otros académicos afroamericanos de la época, Schomburg era un mero coleccionista de datos en lugar de un historiador y un escritor. 

Pese a su manejo del inglés, en 1911, el afro-borinqueño cofundó la Sociedad Negra de Investigación Histórica, un archivo en el que publicó artículos académicos e investigaciones acerca de la historia negra en Estados Unidos. Knight escribió que mientras su popularidad crecía en los círculos intelectuales negros de la época, en 1914, fue introducido a la Academia Negro-Americana – uno de los grupos intelectuales negros más importantes de la época. 

En sus años en Nueva York, Schomburg intentó demostrar que se podía ser negro e hispano al mismo tiempo. Sus esfuerzos en los distintos gremios en los que participó siempre incluyó a otros afro-puertorriqueños, afro-cubanos y negros de las Indias Occidentales. Por ejemplo, en 1918, se convirtió en el Gran Secretario de la Gran Logia Prince Hall de Nueva York y en el editor asociado del Masonic Quarterly Review tras servir como secretario y maestro de la logia Sol de Cuba, acorde con el artículo de Hoffnung-Garskof.

Schomburg recolectó manuscritos, libros extraños, diarios, piezas artísticas y todo referente de la historia africana en Estados Unidos que presentó en la División Pública de la Biblioteca de Nueva York, específicamente en la de Historia Negra, en 1926, gracias a una beca de 10,000 dólares, según Knight. Luego comenzó otra colección ahora llamada Schomburg Center for Research in Black Culture, ubicada en Manhattan, Nueva York, con seis millones de artículos.

Previo a su jubilación en 1929, trabajó como director y supervisor de la región de América Latina y del Caribe de la organización banquera Bankers Trust Company en la ciudad gracias a su dominio de tres idiomas: el inglés, el español y el francés. El artículo de Hoffnung-Garskof relata cómo, en 1932, sirvió como curador para la colección de historia negra de la biblioteca de la Universidad de Fisk, en Nashville. 

Luego de la muerte de su segunda esposa, se casó nuevamente con otra afroamericana, Elizabeth Green. Se mudaron juntos a Bedford Stuyvesant, en Brooklyn – una comunidad blanca. En total, tuvo ocho hijos. A gran parte de sus descendientes los inscribió con nombres latinos o taínos. Pese a que obras y monumentos en su honor tienen su nombre escrito en inglés, para muchos, llevó a Puerto Rico en su corazón hasta su muerte en 1938. 

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