Si nunca se has preocupado porque le detenga la policía, si piensa que su tipo de cabello es la norma o hasta que las personas no le cuestionarán si ostenta un carro lujoso, es muy probable que se beneficies de unas ventajas sociales tan solo por el color claro de su piel. Las personas que se aprovechan de esta conducta no lo perciben y piensan que todas las personas reciben el mismo trato y los mismos accesos a distintos renglones de la sociedad. Esta conducta —según la academia— es conocida como el white privilege o el privilegio blanco.
Ese es el término que se utiliza para caracterizar las ventajas sociales que tienen personas que se clasifican como blancas en sociedades racistas, según la antropóloga cultural Isar Godreau. En días recientes, la candidata a la gobernación por el Movimiento Victoria Ciudadana, Alexandra Lúgaro, provocó revuelo luego de que empleara el concepto de ‘privilegio blanco’ para argumentar que muchas personas en Puerto Rico y en Estados Unidos minimizan el racismo sistémico ya que nunca han sido víctimas de discrimen.
PUBLICIDAD
“Se usa el concepto de privilegio blanco para hablar de las ventajas que tienen personas que son claras o que son blancas en sociedades racialmente estratificadas. Esas ventajas por lo general no se notan. La gente que se beneficia de ellas, por lo general, no las percibe como ventaja. Simplemente viven su vida cotidiana y quizás reciben algunos tratos que son favorables o simplemente no son objeto de discrimen. Por lo general, al ser algo que las personas no perciben, no lo notan y piensan que el resto de las personas viven de la misma manera”, señaló la profesora en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey.
El concepto de white privilege o privilegio blanco comenzó a discutirse en círculos académicos luego de que la profesora estadounidense Peggy McIntosh publicara un ensayo titulado White Privilege: Unpacking the invisible Knapsack en 1998 en el que describe cómo las personas blancas gozan de beneficios sociales sin que la mayoría los reconozca.
“[Ser una persona blanca] implica que no tienes unas preocupaciones cuando sales que otra persona a lo mejor puede tener más que nada en el trato que te dan, en lo que es visible”, comentó la también antropóloga Bárbara Abadía, quien puntualizó que no necesariamente las personas que se benefician de estos privilegios son racistas.
Tanto para Godreau como para Abadía, el privilegio blanco puede manifestarse en contra de las personas negras en distintos niveles. Como por ejemplo, para las mujeres negras que encuentran un mercado de productos de pelo dirigidos a mujeres blancas y pelo lacio o las probabilidades de acceso que una persona negra pueda tener a universidades o incluso a instituciones políticas.
“Por lo general, el privilegio blanco si no se cuestiona, si no se piensa, si no se reflexiona sobre él, puede redundar en que las personas piensen que viven en sociedades que son no racistas o que son color blind”, mencionó Godreau, quien también planteó que en el privilegio blanco también inciden las clases sociales, orientación sexual, género y ubicación geográfica.
PUBLICIDAD
Tal podría ser el caso de Puerto Rico, en el que tras la expresión de Lúgaro, muchas personas cuestionaron el uso de este concepto. Abadía opinó que esto podría responder a cómo en la isla se visualiza el racismo contra las personas negras y cómo se invisibiliza dicho discrimen bajo el argumento de que en Puerto Rico somos una mezcla de tres razas.
“Es un término desconocido en Puerto Rico porque no hablamos ni siquiera de la existencia del racismo anti-negro. Así que, por un lado, negamos la existencia de que existe racismo basado en la retórica de que en Puerto Rico somos una mezcla y de que no es posible que haya racismo porque todo aquí es una mezcla y todo el mundo es diverso”, dijo la profesora.
Te podría interesar: