El tono de las protestas provocadas por la muerte de George Floyd a manos de la Policía ha dado un giro desde la ira explosiva que alimentó los incendios, la rotura de vidrios y otras muestras de violencia, a un calmado, aunque más enérgico, reclamo de base para que se haga más para abordar la injusticia racial.
Muchas de las protestas fueron más tranquilas por segunda noche consecutiva mientras las marchas del jueves se convertían en actos de homenaje a Floyd, quien recibió un emotivo tributo en Minneapolis al que asistieron familiares, celebridades, políticos y defensores de los derechos civiles. En el funeral se hicieron llamamientos para cambios significativos en la política y el sistema judicial penal.
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En las movilizaciones en todo el país, los asistentes señalaron que la reducción de las tensiones era el resultado de varios factores: los nuevos y revisados cargos contra los agentes de policía implicados en la detención de Floyd; un enfoque más conciliador de los policías, que marcharon con ellos o se arrodillaron poniendo una rodilla en el piso para reconocer su mensaje, y la constatación de que el acceso de ira tras la muerte de Floyd no es sostenible en el tiempo.
“Personalmente, creo que no se pueden provocar disturbios todos los días durante casi una semana”, dijo Costa Smith, de 26 años, en una protesta en el centro de Atlanta.
A pesar del cambio de tono, los manifestantes no han mostrado intención de regresar a sus casas y, en todo caso, están más decididos a seguir en las calles para impulsar reformas policiales.
En la ciudad de Nueva York, Miguel Fernandes dijo que había “muchas más noches para continuar” movilizándose porque los manifestantes no han logrado aun lo que querían. Y el hermano de Floyd, Terrence, apareció en Brooklyn para seguir adelante con al lucha por el cambio, pidiendo “Poder para la gente, para todos nosotros”.
En el primero de una serie de funerales por Floyd, el reverendo Al Sharpton instó el jueves a los asistentes a “ponerse en pie en nombre de George y decir ‘¡Quiten sus rodillas de nuestros cuellos!’”. Los presentes en el tributo de Minneapolis permanecieron parados en silencio por 8 minutos y 46 segundos, el mismo tiempo que supuestamente estuvo Floyd en el piso inmovilizado por la policía.
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El féretro dorado de Floyd estaba cubierto de rosas rojas y sobre el púlpito se proyectó la imagen de un mural con su rostro, pintado en la esquina donde fue arrestado por la policía bajo la sospecha de utilizar un billete falso de 20 dólares en una tienda de comestibles. El mural incluye la frase “Ahora puedo respirar”.
Sharpton prometió que esto se convertirá en un movimiento para “cambiar todo el sistema judicial”.
Durante la última semana, a medida que se iban arraigando, las manifestaciones se han convertido en comunidades en sí mismas.
En Nueva York, donde los residentes llevaban casi tres meses confinados en sus casas por la pandemia del coronavirus, los que no pueden ir a un restaurante están felices de poder salir a protestar. Llevan a sus perros y comparten comida y botellas de agua. Y se han visto alentados por los policías que se unieron a ellos.
“Es estupendo estar vivo, esto es historia”, dijo Kenyata Taylor.
En Atlanta, Nate Saint, quien llevaba un cartel animando a la población a votar, atribuyó la reducción de la violencia en parte a la policía.
“Los policías están reconociendo que cuando más pasivos son, más receptivos, cuanto más escuchan, menos van a reaccionar los manifestantes”, apuntó.
Pero todavía se registraron altercados en el Bronx y en otros lugares. En Buffalo, un comisario de la policía suspendió a dos agentes tras un video de WBFO en el que se veía como un hombre era empujado tras acercarse a las autoridades que imponían un toque de queda el jueves en la noche. Al parecer, el hombre, que fue hospitalizado, se golpeó la cabeza contra el pavimento y comenzó a sangrar mientras los agentes pasaban por su lado.
En Texas, los manifestantes aplaudieron cuando efectivos de Fort Worth se unieron a la cabecera de la marcha. En Austin, la policía caminó también junto a docenas de miembros del equipo de fútbol de la Universidad de Texas en su marcha desde el campus al capitolio estatal para honrar a la memoria de Floyd. Una vez allí, tanto el grupo como la policía se arrodillaron con una pierna en el suelo durante nueve minutos.
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