Un medicamento contra el paludismo que el presidente Donald Trump tomó como prevención para no enfermarse de COVID-19 mostró su ineficacia para ese propósito, en el primer estudio amplio de alta calidad efectuado para probar su efectividad en personas que han estado muy expuestas a gente que está contagiada.
Los resultados publicados el miércoles en la revista New England Journal of Medicine muestran que la hidroxicloroquina no funcionó mejor que las pastillas de placebo para impedir la enfermedad causada por el coronavirus. Aparentemente el medicamento no causó daños graves, aunque aproximadamente 40% de las personas a las que se les suministró tuvieron efectos colaterales, principalmente problemas estomacales leves.
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“Nos sentimos decepcionados. Habríamos querido que funcionara”, dijo el líder del estudio, el doctor David Boulware, especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad de Minnesota. “Sin embargo, nuestro objetivo era responder la interrogante y efectuar un estudio de alta calidad”, porque las evidencias sobre el medicamento a la fecha no han sido concluyentes, apuntó.
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La hidroxicloroquina y un fármaco similar, la cloroquina, suscitaron controversia desde que Trump comenzó a promoverlas en marzo. La hidroxicloroquina es utilizada desde hace mucho tiempo para atender el paludismo, el lupus y la artritis reumatoide, pero ningún estudio amplio ha mostrado que sean seguras y eficaces en pacientes con coronavirus que estén mucho más enfermos, y algunos estudios han dejado entrever que podrían ser perjudiciales.
Trump tomó durante dos semanas hidroxicloroquina con zinc y vitamina D, después de que dos miembros del personal de la Casa Blanca dieran positivo al COVID-19 en los exámenes, y el presidente no presentó efectos colaterales, de acuerdo con los resultados de su más reciente examen físico difundidos el miércoles por su médico.
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Las autoridades federales han advertido que no hay que usar la hidroxicloroquina salvo en hospitales y estudios formales debido al riesgo de los efectos colaterales, en especial arritmias.
El estudio de Boulware abarcó a 821 personas en Estados Unidos y Canadá que vivían con alguien a quien le fue diagnosticado COVID-19 o enfrentaban alto riesgo de infectarse debido a la naturaleza de su trabajo: médicos, enfermeras, trabajadores de ambulancias que se expusieron significativamente a un paciente enfermo sin que estuvieran dotados de equipo protector completo.
Estas personas fueron asignadas aleatoriamente para que les dieran el nutriente ácido fólico como un placebo o hidroxicloroquina durante cinco días, a partir de los cuatro días de su exposición. Ninguna de esas personas, ni sus médicos, sabían quién estaba recibiendo el medicamento y quién un placebo.
Al cabo de 14 días en el estudio, 12% de quienes tomaron el medicamento desarrollaron síntomas de COVID-19 frente a 14% de quienes tomaron el placebo, aunque la diferencia porcentual es tan mínima que pudo deberse a la casualidad, dijo Boulware.
“Prácticamente no hay efecto. No impide la infección”, señaló Boulware en referencia al medicamento. Incluso si diera una ligera ventaja, “desearíamos que tuviera una eficacia mucho mayor” para impedir la enfermedad que justificara su utilización y el riesgo de los efectos colaterales, apuntó.