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US Open hace planes para realizarse en medio de la pandemia

Los partidos del cuadro principal comenzarían el 31 de agosto.

ARCHIVO - En esta foto de archivo del 2 de septiembre de 2017, el alemán Philipp Kohlschreiber, realiza su saque en un partido ante el australiano John Millman en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos (AP Foto/Adam Hunger, archivo) (Adam Hunger/AP)

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Vuelos fletados para transportar a los tenistas participantes en el Abierto de Estados Unidos, junto con comitivas limitadas, desde Europa, Sudamérica y Medio Oriente hasta Nueva York. Pruebas que descarten que cualquiera porte coronavirus antes de emprender el viaje.

Hospedaje centralizado. Revisiones diarias de la temperatura corporal. Cero espectadores. Menos jueces en la cancha. Vestuarios cerrados en los días de práctica.

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Todos éstos figuran entre los escenarios que se contemplan para la edición 2020 del US Open —en caso de que éste pueda realizarse— en medio de la pandemia de coronavirus. Las opciones fueron descritas a The Associated Press por una prominente ejecutiva de este torneo del Grand Slam.

“Todo esto se encuentra todavía en evolución”, dijo Stacey Allaster, directora general de la Federación de Tenis de Estados Unidos, encargada de la división profesional. “No hemos tomado ninguna decisión”.

Entrevistada el sábado por la AP, Allaster añadió que si la junta de la Federación decide efectivamente seguir adelante con el torneo, ella espera que se lleve a cabo en su sede y fechas habituales. Los partidos del cuadro principal comenzarían el 31 de agosto.

“Yo diría que continuamos estando concentrados al 150% en garantizar un ambiente seguro para realizar un US Open en el Billie Jean King National Tennis Center de Nueva York, y en nuestras fechas. Nuestro equipo y yo misma nos despertamos cada día pensando en eso”, indicó Allaster. “La idea de una sede o fecha alterna… no tiene mucho impulso, si bien tenemos una responsabilidad de analizarla”.

Un anuncio podría surgir de “mediados a finales de junio”, calculó Allaster.

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Todas las competencias oficiales de la ATP, la WTA y la Federación Internacional de Tenis (ITF) están suspendidas desde marzo. La actividad no se reanudará sino a finales de julio.

 

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El Abierto de Francia se pospuso de mayo a septiembre. Wimbledon se canceló por primera vez desde 1945.

No hay un protocolo establecido frente al padecimiento COVID-19 en el tenis, un deporte global con varios órganos rectores.

“Estoy seguro de que todos coincidirían con los principios fundamentales: Proteger la salud de los participantes, seguir las leyes locales y reducir al mínimo el riesgo de transmisión del virus”, dijo Stuart Miller, quien supervisa la política de la ITF para volver a la actividad. “Pero luego hay que meterse en los detalles”.

Uno de esos detalles es el siguiente: La Federación estadounidense quiere añadir camerinos, incluso en las canchas bajo techo que albergaron cientos de camas temporales de hospital en el peor momento de la pandemia.

Otra propuesta apunta a mejorar el sistema de filtración de aire en los espacios existentes. Asimismo se contempla prohibir el acceso a los vestuarios al menos hasta los instantes previos a un partido.

¿Qué pasa entonces si alguien acude a Flushing Meadows sólo para entrenar?

“Llegas, practicas y te regresas al hotel”, respondió Allaster.

La Federación estadounidense presentó su plan operativo a un grupo de asesores médicos el viernes. Ahora, las ideas serán puestas a discusión de las autoridades locales, estatales y federales.

“La Meta fundamental aquí es mitigar el riesgo”, dijo Allaster.

Algunos gobernadores, como el de Nueva York Andrew Cuomo, se han mostrado abiertos a permitir que los deportes profesionales se reanuden, pero todos advierten que ello debe ser sin espectadores en el graderío.

“Dedicamos mucho tiempo y energía a todos los escenarios, incluido el que no contempla aficionados en el lugar”, dijo Allaster. “El gobierno ayudará a guiarnos”.

En 2019, unas 850.000 personas asistieron a la sede del US Open desde la semana previa a los partidos del cuadro principal hasta el día de la final.

Lew Sherr, jefe de ingresos de la Federación estadounidense, dijo a la AP que cada vez es “menos probable” que se permita la entrada de espectadores en el torneo de este año.

Ello significa “renunciar a los ingresos por entradas, paquetes de hospedaje y boletos, así como a una parte de las percepciones por patrocinio”, reconoció Sherr.

Pero la TV y otras tarifas de derechos digitales, además de muchos dólares en auspicios son “suficientemente significativos como para que siga valiendo la pena seguir adelante sin aficionados en el US Open”, añadió.

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