Aunque podría resultar una cuesta empinada, para Francisco Castro la agricultura es un antídoto para aminorar y hasta esquivar una crisis.
A juicio, de este joven agricultor de 30 años de edad, cada cuerda de terreno que se rescata para el recogido de frutos es un paso hacia la sostenibilidad de la sociedad. Y en medio de la pandemia y las constantes embestidas contra la agricultura, el cultivo local figura como uno de esos remedios para combatir esta reyerta salubrista que amenaza todos los flancos de nuestra vida.
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Para Castro, esta crisis –como unas tantas otras– pueden servir de pie forzado para armar más proyectos de agricultura. “Se puede”, dijo en repetidas ocasiones Castro mientras conversaba rodeado por sus cultivos. Para esto, aseguró que hay que desprenderse de la política y apostar a la educación.
“Se ha demostrado que los agricultores pequeños y medianos, agroecológicos, hemos tomado las riendas de todo esto y hemos sacado nuestros productos de nuestras fincas y nos hemos reivindicado llevando cajas de alimentos frescos a las puertas de cada una de las casas y a través de diferentes compañías”, comentó el agricultor desde la Finca Hidrorgánica, proyecto de seis cuerdas que administra en las faldas de El Yunque en Río Grande.
Castro, asimismo, señaló que una de las tantas cosas que ha revelado la pandemia, el huracán María y los terremotos, es la urgencia de que la agricultura se multiplique por cada rincón de la isla y así minimizar la dependencia en productos importados.
“Por eso es tan necesario que hayan fincas como estas diversas en cada uno de nuestros pueblos y no depender tanto de la importación para así en momentos de pandemia y en la vida normal de cada uno de nosotros poder tener alimentos frescos producidos aquí en Puerto Rico y bajar ese porcentaje de importación de alimentos”, dijo.
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Durante la pandemia, Castro contó que cada vez son más los hogares que les apetece las parchas o la col erizada que allí siembran. Ante esto, establecieron un sistema de citas para el recogido de cosechas para aquellas personas interesadas. Debido al interés recurrente por sus productos, Castro mencionó que tendrán que utilizar unas tres cuerdas adicionales para ampliar el sembradío. Narró que ofrecen unos paseos guiados virtuales para aquellas personas que desean adentrarse en la finca.
Castro admitió que aunque se ha visto un repunte en la agricultura en estos momentos, todavía queda un extenso y espinoso camino por recorrer. Y es que, de acuerdo con Castro, los desafíos de la agricultura surgen por los escollos políticos y educativos en el país.
“Puerto Rico se encuentra en una crisis alimentaria. Nosotros compramos nuestros alimentos a la bahía mercante más cara del mundo. Eso ya da una alerta de que hay que sembrar y que pasando problemas como el huracán María, como lo terremotos y esta pandemia, urge la necesidad de producir localmente y proteger el producto nacional tan necesario. Claro, el problema político y colonial nos oprime”, comentó Castro.
El joven agricultor apuntó a que, para jamaquear este modelo resulta necesario un cambio político, de conciencia y educativo. “Por eso la demanda urgente de que se eduque agricultura, pues no puedes amar lo que no conoces. Y que se empoderen esos nuevos jóvenes que están tomando las riendas de la tierra porque la demanda es alta y porque hace falta producir alimentos aquí en Puerto Rico para los puertorriqueños”, indicó.
Castro no tiene duda que es ineludible aventurarse a la agricultura para nutrir y rejuvenecer al país. Y que esta pandemia, es solo otra testimonio de su indispensabilidad.
“Poseemos la columna vertebral que sostiene a los pueblos y si los pueblos son fuertes en agricultura no hay quien pueda con ellos”, planteó.