En Italia ya aprendieron la lección: hay que aplicar mano dura para mantener a la raya el coronavirus y un posible rebrote.
Para esto el ayuntamiento de Roma dispuso multas que van desde los 25 a los 500 euros para quienes boten mascarillas o guantes en la vía pública con el fin de evitar nuevos contagios por el virus.
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La decisión responde a las constantes denuncias de este tipo de artículos sanitarios tirados en las calles de la capital italiana.
La alcaldesa romana, Virginia Raggi, aseguró que dirigentes “ecologistas han denunciado en numerosas ocasiones la recogida de guantes y mascarillas usadas, arrojadas al suelo por personas maleducadas”.
Otro intento de las autoridades por evitar la temida segunda ola del coronavirus en el Viejo Conteninente.
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