Berlín — Europeos y estadounidenses tomaron el sol donde pudieron, aprovechando el primer fin de semana festivo desde que se redujeron las medidas de confinamiento implementadas por la pandemia del COVID-19, mientras los gobiernos europeos debatían en torno a cómo y cuándo dejar entrar a extranjeros para salvar la vital temporada turística de verano.
Sin embargo, pese a que las normas de distanciamiento social esparcían a familiares y amigos el domingo en las playas y parques, el virus seguía siendo una amenaza. Se tiene previsto que Estados Unidos supere las 100,000 muertes a causa del COVID-19 en los próximos días, mientras que Europa ha registrado más de 169,000 fallecimientos, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
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The New York Times destacó la terrible cifra dedicando toda la portada del domingo a una larga lista de nombres de personas fallecidas en la pandemia bajo el titular “Las muertes en Estados Unidos se acercan a las 100.000, una Pérdida Incalculable”.
El presidente estadounidense Donald Trump jugó golf en uno de sus campos durante el fin de semana festivo por el Día de los Caídos en Guerras al tiempo que pidió a los estados del país reducir sus medidas de confinamiento. Sin embargo, muchos estadounidenses se mostraron cautelosos mientras el número de casos confirmados de coronavirus superaba los 1.6 millones a nivel nacional.
En Europa, se avecina una mezcla de restricciones a los viajes, que dependerán del sitio en el que viven los viajeros y qué pasaporte tienen. Alemania, Francia y otras naciones del continente planean abrir sus fronteras para viajes europeos a mediados de junio, pero de momento no está claro cuándo reabrirán sus países a los viajes intercontinentales.
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España, uno de los países más afectados por la pandemia y también uno de los destinos más populares para viajeros internacionales, informó que no reabrirá extranjeros hasta julio. Para impulsar la economía, el presidente del país ha alentado a los españoles a empezar a planear sus vacaciones para finales de junio dentro del territorio español.
Por otro lado, en Alemania, los turistas domésticos podrán regresar el lunes al estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, en el noreste del país y que alberga la costa en el mar Báltico, y a los hoteles en la capital Berlín.
Además, en París, donde todos los parques seguían cerrados, los residentes tomaron el sol a lo largo de los terraplenes del río Sena y descansaron en los bordes del Jardín de las Tullerías. En algunos sitios, la gente se sentó a una distancia segura. En otras partes, grupos de adolescentes sin mascarillas se reunieron, ignorando las normas de distanciamiento social.
A partir del lunes, Francia reducirá sus restricciones fronterizas, permitiendo la entrada de trabajadores migrantes y familiares de otros países europeos. Pero pidió una cuarentena voluntaria de 14 días a las personas que procedan de Gran Bretaña y España, debido a que esos países impusieron requerimientos similares a los franceses.
Italia, que planea abrir sus fronteras regionales e internacionales el 3 de junio en un intento para impulsar al turismo, sólo está permitiendo que los locales visiten las playas en sus propias regiones, con restricciones.