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Experto anticipa racionamiento para abonados de Guajataca

Indicó que Carraízo podría estar fuera de peligro.

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Sectores de la zona noreste de la isla podrían experimentar un periodo de racionamiento en las próximas semanas semanas debido a que el embalse de Guajataca no ha recibido lluvia suficiente, según vaticinó Carl Soderberg, ex director de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).

El embalse de Guajataca mantiene sus niveles de agua bajo la categoría de ’Ajustes operacionales’, lo que significa que la cantidad de agua en este embalse está en descenso.

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“De acuerdo al monitor [federal de lluvias], [Guajataca] no va a recibir lluvia por lo menos en lo que resta de esta semana y yo vaticino que va a haber racionamiento en el noreste y ahí se afectan cerca de 200,000 personas que son como 10 municipios del noreste. Es por falta de lluvia porque Guajataca no está lleno de sedimentos”, señaló el también director ejecutivo de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, capítulo de Puerto Rico.

Y aunque indicó que Carraízo parece estar fuera de peligro —ya que ayer registró un alza en los niveles de agua— advirtió que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) tiene que realizar dragados para eliminar el sedimento del embalse ya que esto reduce la capacidad para almacenar agua. Asimismo, indicó que la corporación pública debe implementar —a largo plazo— medidas para prevenir que entre sedimento en estos embalses como la reforestación.

“Lo que pasa es que no tenemos capacidad en los embalses suficiente para almacenar agua cuando cae para poderla utilizar cuando no hay lluvia y es el caso de Carraízo. Sencillamente que la mitad está lleno de tierra”, explicó Soderberg en entrevista con Metro. El experto añadió que le resultó irónico que Carraízo pudiera enfrentar un racionamiento ya que en enero y febrero el área del embalse experimentó récords de lluvia.

“Vivimos a la expensa de los caprichos del clima y un país no puede funcionar así. Un país se tiene que preparar para tener suficientes abastos de agua llueva o no llueva”, sostuvo, quien añadió que dos semanas sin lluvia no deben ser justificación para señalar que un embalse no tiene agua.

En días recientes la directora ejecutiva de la AAA, Doriel Pagán, indicó que en el área de Guajataca han implementado ajustes internos para que los abonados de ese embalse reciban agua de otros pozos y embalses. También indicó que ya solicitaron unos $300 millones a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para realizar un dragado en algunos embalses de la AAA. Sin embargo, no descartó que abonados que se suplen de Carraízo y Toa Vaca puedan experimentar un racionamiento debido a la poca lluvia y un aumento en consumo residencial en medio de la emergencia por el COVID-19.

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Soderberg indicó que, adicional a Carraízo, el embalse de Dos Bocas debe ser dragado ya que es el embalse con la mayor cantidad de sedimento.

Le pone el ojo a otros embalses

Soderberg, asimismo, alertó que el acuífero del sur continúa en peligro y deben tomarse medidas para evitar que este embalse natural deje de existir.

“Nosotros tenemos que comprender que los acuíferos son como embalses subterráneos que tenemos a nuestra disposición y que hay que cuidarlos al igual que los embalses que son superficiales. El acuífero del sur fue formalmente clasificado por el Departamento de Recursos Naturales (DRNA) como en estado crítico [en 2016] y por la definición es que si no se toman medidas urgentes se puede perder para siempre”, señaló Soderberg.

“Contrario a los embalses superficiales, los acuíferos en la medida en que le sacas más agua de la que se repone por la lluvia, entra el agua salada. Entonces esa agua salada no se puede desplazar tan fácilmente y los expertos opinan que tomaría como 100 años una vez se saliniza un acuífero volverlo a su estado natural”, continuó.

Soderberg también mostró preocupación con los niveles de agua en Toa Vaca y debido a que ahora este embalse le suple a más personas al añadir abonados en Coamo y Santa Isabel. Esto, según el experto, surgió tras los problemas que enfrentó el acuífero del sur en 2015.

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