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¿Economía de EEUU requiere más asistencia o hay que esperar?

El gobierno aprobó un paquete de ayudas de casi tres mil millones

La incomparable velocidad a que se ha derrumbado la economía de Estados Unidos, dejando a 36 millones de estadounidenses desempleados, ha traído consigo las habituales diferencias políticas, en las que muchos republicanos ven razones para creer que lo peor ha pasado, mientras que los demócratas proponen ampliar la asistencia a fin de evitar una posible depresión.

Después que aprobaran un paquete de ayuda de casi 3 billones de dólares para tratar de contener las enormes pérdidas de negocios y trabajadores, los republicanos dicen que quieren ver si esa asistencia es suficiente mientras disminuyen las solicitudes de subsidio por desempleo y se relajan las cuarentenas. Sin embargo, los demócratas en la Cámara de Representantes consideran que urge otro paquete de asistencia por 3 billones de dólares o la crisis se agravará, y los trabajadores podrían sufrir una dislocación permanente de su vida, un punto de vista compartido en lo general por el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

El estancamiento político causa desconcierto entre muchos economistas, para quienes es necesario actuar en diversos frentes.

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“Es de locura”, dijo Timothy Bartik, economista del Instituto Upjohn de Michigan. “Me parece absurdo”.

Una de las razones de su preocupación son las muchas incertidumbres que se avecinan. ¿La amenaza del coronavirus comenzará a disiparse? ¿Regresarán los compradores a las tiendas? ¿Reabrirán las escuelas y universidades? ¿Tendrán las compañías pequeñas suficiente dinero para funcionar mientras se reabre la economía?

Lo que está claro son los riesgos de que la economía estadounidense se atrofie si se mantiene cerrada demasiado tiempo, los riesgos de que haya mayores pérdidas de puestos de trabajo debido a una disminución en los presupuestos de estados y ciudades, y los riesgos que enfrentan las autoridades que desean ser reelegidas cuando se tienen las peores cifras económicas desde la Gran Depresión.

Bartik calcula que los recortes por parte de los gobiernos estatales y locales debido a la pérdida de ingresos fiscales podrían causar una contracción anual en toda la economía estadounidense de 4%, a menos que los gobiernos reciban una asistencia federal de alrededor de un billón de dólares durante dos años. Las cifras de Bartik coinciden con la propuesta de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aunque él preferiría que el financiamiento estuviera vinculado a la información económica para que su distribución pudiera ajustarse según se necesite.

Sin embargo, los demócratas podrían equivocarse si no encuentran maneras de reabrir la economía, ya que la pérdida de empleos es de tal magnitud que la economía podría sufrir un daño perdurable. El economista James Stock, de la Universidad de Harvard, dijo el martes durante un seminario por internet organizado por la Institución Brookings que la gente necesita empezar a volver a su trabajo, al tiempo que evita las grandes concentraciones de personas —por ejemplo, las de partidos de béisbol o asados caseros— para contener la enfermedad.

“Es evidente que necesitamos reabrir la economía ahora; esto es urgente”, dijo Stock, quien consideró que la situación es delicada dados los riesgos de una segunda ola de infecciones.

La situación es tan incierta que Powell dijo que los legisladores deben hacer más por las comunidades que los eligieron.

Emitió sus palabras en el lenguaje de los funcionarios gubernamentales, pero su mensaje fue claro: se necesita más dinero ahora.

“Un apoyo fiscal adicional podría ser costoso, pero vale la pena si contribuye a evitar perjuicios económicos a largo plazo y nos deja una recuperación más fuerte”, afirmó Powell el miércoles. “Esta decisión, con pros y contra, debe ser tomada por nuestros representantes elegidos, que tienen la autoridad sobre los impuestos y el gasto”.

Los electores han enviado mensajes mixtos sobre la economía y los líderes políticos, porque la vasta mayoría de quienes perdieron sus trabajos esperan ser recontratados. Más de la mitad aprueba la manera en la que el presidente Donald Trump ha manejado la economía, aunque el 71% dijo que las condiciones económicas son malas.

La división política puede reflejar la manera como se ha propagado la pandemia, y las tensiones podrían disiparse a medida que aumente la cifra de muertes.

Por cada 100 personas fallecidas a causa del COVID-19 en estados gobernados por demócratas, sólo habían muerto 31 en estados republicanos hasta principios de mayo, dijo Angus Deaton, economista de la Universidad de Princeton y ganador de un premio Nobel.

Deaton dijo que es mucho pedir que los legisladores republicanos perjudiquen sus propios negocios y crecimiento económico por un brote que afecta principalmente a otros estados. Pero la dinámica política actual podría cambiar a medida que se registren más muertes en territorio republicano.

“Es claro que a medida que las muertes se trasladen a estados republicanos, habrá menos dificultades políticas para ayudar a estados en problemas y un mayor consenso para una reapertura inteligente”, comentó Deaton.

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