Seguir la educación desde casa
Tal como si tuviera un reloj mágico para distribuir el tiempo, además de ser madre, estudiante y trabajadora, la emergencia del COVID-19 le sumó una responsabilidad a Solaritza Rivera León, quien ahora apoya las clases en casa de sus dos hijos.
La diferencia de edad de sus hihis –Alejandro tiene 13 años y Stella seis– hace que el proceso de apoyo a la enseñanza sea aún más desafiante para Rivera León.
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“Ha sido difícil en términos que tengo varios roles, soy estudiante, trabajo a tiempo parcial, casi tiempo completo, y soy madre y mis hijos tienen 13 y 6 años que están en etapas del desarrollo diferentes. Establecer una rutina fue un poco retante al principio”, puntualizó a Metro la madre, quien estudia el último trimestre de su segunda maestría en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y, además, trabaja en esa institución.
Recordó que tenía experiencia impartiendo homeschooling, pues así le dio a su hijo el tercer grado, lo que entiende le ha ayudado con el proceso. En el caso de su hijo mayor, detalló que “su experiencia académica no se interrumpió, la escuela es una escuela alternativa y continuaron la oferta académica así que mi rol es más bien dar apoyo”.
A la más pequeña tiene que dedicarle más tiempo, por lo que estableció una rutina de tareas. Detalló que la maestra de la niña le envía un programa de trabajo cada domingo para cubrir una materia por día. “No se puede decir que no se interrumpió la continuidad académica, porque las maestras hicieron un esfuerzo en continuar las tareas, pero ella no estaba recibiendo una lección”, señaló Rivera León, al recalcar que la maestra en ocasiones llama para escuchar las destrezas de lectura que Stella practica también cada noche junto a su mamá.
Cada día, generalmente dedica más tiempo a Stella y cuando termina, apoya a su hijo mayor, pero también su pareja la ha ayudado. Reconoció que en su caso ha sido más fácil lidiar con las clases de los niños porque tienen acceso a internet y cuenta con destrezas para enseñar. Entre lo más difícil que ha identificado en medio del proceso ha sido que todos tienen personalidades diferentes y que sus hijos resienten no poder compartir con otros familiares. “Dentro de todo me han dado una lección dentro de su edad y madurez, lo han tomado bastante bien. Han hecho análisis de cómo el coronavirus impacta a las familias y al país. Ha sido bien beneficioso ver que tengo una hija y un hijo maravillosos y en este tiempo me han enseñado más de lo que me enseñan regularmente”, expresó.
Enfermera enfrenta el temor de su hija por la posibilidad de contagio
Aunque la enfermera Erika Carrasquillo tiene una especialidad en salud mental, ciertamente uno de los retos más grandes que ha enfrentado durante esta emergencia de salud pública con su pequeña hija ha sido luchar con el temor y ansiedad que yace en medio de la pandemia.
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Carrasquillo es una de los profesionales de la salud que fueron cesanteados de los hospitales ante la reducción de pacientes. No obstante, continúa acudiendo a las instituciones de salud en calidad de voluntaria del Colegio de Enfermería para llevar equipo de protección y administrarle pruebas rápidas a sus colegas. Por ello, en su rol como madre uno de sus principales retos ha sido lidiar con la ansiedad de su niña que teme que se contagie. “Ella piensa que cada vez que voy a salir me voy a contaminar con Covid-19 y me voy a morir, eso la tiene siempre bien ansiosa hasta que yo regrese”, relató la también profesora universitaria. Añadió que la ansiedad se ha producido en parte por la niña escuchar o ver noticias sobre profesionales de la salud contagiados con el virus.
“Una como madre maneja y les explica, les expone, busca manera para que ellos puedan manejarlo”, explicó Carrasquillo.
Para protegerse, ha adoptado medidas que describió como unas estrictas. Cuando llega a su casa se cambia sus zapatos en el auto y los pone dentro de una bolsa plástica, se quita toda la ropa en su marquesina y la coloca dentro de un cubo para echarla a la lavadora. Se va directamente a la ducha y “ya no hay blower que valga porque los microorganismos pueden estar en todas partes. El baño incluye lavado de cabeza todos los días que salga”. Además constantemente limpia su hogar y ya no compran comida preparada ni reciben visitas.
“Quien más se ha visto afectada es la nena porque sus niveles de ansiedad han subido. Tengo una especialidad en salud mental y ha sido difícil. Los niños se afectan porque no pueden salir a la calle, no tienen interacción con los compañeros, es difícil, pero estoy segura que son muchas las personas que están pasando por esto”, manifestó. Empero, si algo ha sido gratificante en medio del proceso es poder disfrutar cada etapa del crecimiento de su hija. “Debido al ajoro que tienen las madres, especialmente las madres solteras, no podemos tener mucho tiempo con ellas. Con este tiempo puedo decir que me he gozado esa nena. He podido compensar el tiempo con ella. Cuando uno trabaja y más como enfermera con ho-rarios diferentes uno se pierde muchos aspectos importantes y ahora ese lazo de nosotras se vuelve más importante, ha sido una parte bien buena”, subrayó.
Se reinventa con venta de hand sanitizer
A una madre nada la detiene. Por eso, ni siquiera la pandemia del Covid-19 ha sido impedimento para que Arelis Villanueva se reinvente y pueda echar adelante a sus dos hijos.
Hace nueve años decidió autoemplearse para pasar más tiempo con sus hijos. Sin embargo, ante la emergencia actual dio un giro a sus productos a base de aceites esenciales para enfocarse en la venta de desinfectante de manos, atomizadores de alcohol y eucalipto, aceite de ratero y repelente. Sus clientes eligen si los recogen, los reciben por correo o se los llevan a la casa.
“El reto ha sido conseguir que las personas sigan comprando, trabajar con mi hija en un iPad cogiendo sus clases online, tener que hacerlo todo a la misma vez. Nunca había pasado la experiencia”, contó Villanueva en entrevista con Metro. Sus hijos Omar Antonio, de 17 años, y Julietta, de 9, son su norte para continuar con su negocio que lleva el nombre de su hija menor.
Relató que su hija es bien estructurada y aplicada académicamente, por lo que alterar la estructura para ella “ha sido bien cuesta arriba”. Con el mayor, explicó que se ha tornado más responsable en los quehaceres de la casa pues ve todo lo que su madre pasa todos los días.
En cuanto a cómo se ha reinventado, también modificó sus cursos de jabones, saponificación en frío, velas o lociones, que antes eran presenciales, para ofrecerlos a través de videollamada. Ha pensado ofrecerlos a través de internet, pero la retroalimentación ha sido tan positiva que entiende que los mantendrá por Facetime y WhatsApp.
También creó un kit personalizado a gusto del cliente, por ejemplo, un “kit de loción que incluye todo lo que necesita para hacer su loción. Para hacerlo más divertido le personalicé las etiquetas de cada producto con anécdotas de las personas”. Las personas interesadas pueden buscarla en redes como Julietta Natural Boutique.
Transforma su negocio para ayudar a los demás
En medio del panorama de despidos, dificultad económica y hasta hambre, la propietaria de Solo Cremas, Darlene Vega Espada, emprendió junto a su familia un proyecto para llevar desayunos gratis a las comunidades.
Ya son más de 450 desayunos los que ha repartido en conjunto con su esposo, su papá y su hijo mayor. “El negocio de nosotros es de venta de cereales calientes de desayuno y mi esposo y yo decidimos ponerlo a la disposición de quienes necesitan”, explicó la madre, que además de avena y farina, gracias a la generosidad de la gente también regalan sándwiches, frutas, jugo, galletas y café.
“Mi hijo ha encontrado una motivación para ayudar, ha sido una bendición y riqueza de mantenerlo cerca y colaborando. Fui madre soltera hasta los otros días y ha sido una bendición el tenerlo y compartir lo que me gusta a mí y que él encuentre su pasión de lo que le gusta e integrarlo a mi negocio”, reconoció Vega Espada. Señaló que su hijo menor Gael tiene Síndrome Down por lo que no podía salir a Mayagüez a ver a su hijo mayor y le pidió que fuera a Cidra a verles y ahí fue cuando surgió la idea de regalar los desayunos. Además sostuvo que la experiencia le ayuda a que su hijo “vea la realidad del país y aporte para ayudar, eso no tiene precio, no hay dinero que lo pague”.
“Servir a mí me motiva y me apasiona y tener la oportunidad de hacerlo desde mi negocio, no pensé que fuera posible tan rápido y en una crisis mucho menos”, enfatizó Vega Espada.
Las personas que deseen colaborar pueden enviar un donativo a www.paypal.me/solocremas.
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