Hoy día la ciudad de Nueva York no necesariamente transita sin parar. En estos días, la ciudad que nunca duerme se ha convertido en el foco de contagios del coronavirus, también conocido como COVID-19. Y en medio de esta tempestad salubrista, la boricua Zulka Marzán ha tenido que navegar para conseguir desde falta de materiales de protección hasta su pugna contra el COVID-19.
“Fueron dos semanas horribles”, así describió Marzán su espinosa travesía con un diagnóstico de coronavirus en la ciudad de Nueva York.
PUBLICIDAD
Y es que todo comenzó en un 26 de marzo cuando comenzó con una picazón en la garganta. “Pensé que estaba resfriada”, dijo Marzán. Recordó además que días antes una compañera de trabajo en el hospital en el que laboran en Harlem, acudió al trabajo sintiéndose mal y sin protección.
“Ese 26 de marzo me pongo yo una mascarilla que mi mamá de Puerto Rico me mandó en una caja con todo, guantes, alcohol, mascarilla porque aquí en Nueva York no se conseguía nada”, recordó.
Al día siguiente, la tos y un ataque de asma logran escabullirse entre los síntomas de Zulka, por lo que decidió llamar a un hotline de COVID-19 y le indican que la llamarían para concretar una cita para hacerse la prueba. Pero había solo un detalle: no tenía fiebre, por lo que tendría que continuar asistiendo a su lugar de trabajo.
Una semana después, el Departamento de Salud de la ciudad la llamó para realizarse la prueba.
“Voy el domingo 5 de abril a hacerme la prueba y voy con mis niños. Parecía una película guardia nacional como la de outbreak, me sentía que estábamos todos infectados”, contó Marzán, quien tiene una hija de seis años y un niño de 15.
PUBLICIDAD
“No me hablaron nunca todo fue a través de señas y de identificaciones hasta que llegamos al punto dirigidos por la Guardia Nacional y nos hicieron la prueba. Una experiencia bien triste porque a mi niña de seis años se la hicieron y ella estaba aterrorizada”, continuó.
Tres días después: “POSITIVO”, recordó Marzán, quien se encontraba en su lugar de trabajo en el momento del diagnóstico. Incluso, lamentó que en la institución donde trabaja no la despacharon hasta que notificó que tenía fiebre.
“Estaba molesta e indignada. ¿Cómo vas a permitir que una persona que se sabe 100% que está positiva se quede trabajando infectando a todos los demás?”, dijo, quien labora en el NYC Health + Hospital.
Dos días más tarde: “POSITIVO”, su niña de seis años. En cambio, su hijo de 15 años salió negativo.
“La vida que tiene que llevar uno en un apartamento tan pequeño. Gracias a dios el mío no es tan pequeño. Pero el varón tiene que estar en su cuarto [las 24 horas del día] para evitar el contagio. Ese día que yo recibí esa noticia empecé a llorar amargamente…son mis hijos”, narró la boricua de 40 años quien se mudó a la ciudad de los rascacielos en noviembre de 2007.
Para Marzán, en ese periodo había que lidiar con los fastidiosos síntomas, pero también con no poder dar ni tan siquiera un abrazo a su hijo de 15 años.
“El nene mío fue a abrazarme y tuve que decirle ’no te me pegues, por favor porque no te quiero contagiar”, relató.
Tras dos semanas, Marzán comentó que pudo recuperarse poco a poco con un tratamiento de medicamentos antivirales y antibióticos recetados por una doctora desde la Florida ya que en Nueva York todas las clínicas estaban cerradas. Pisar una sala de emergencia no era una opción.
Su hija, mientras tanto, solo experimentó dolor de cabeza y tos y también ha mostrado mejoría.
“Yo me contagié por la irresponsabilidad de personas que sabiendo que están enfermos no se protegen pero si usted va protegido y mantiene distancia va a estar menos expuesto”, reflexionó Marzán, quien sostuvo que cuando esté libre del virus contempla donar su plasma para que otros pacientes severos puedan curarse de esta afección.
Nueva York sigue ardiendo en casos
Sin duda, Nueva York es el estado con mayor número de casos positivos y en muertes por el coronavirus. Estados Unidos, al momento, cuenta con 933,933 casos positivos, según la Universidad de John Hopkins. En Nueva York, unas 17,126 personas han fallecido debido al COVID-19.
Por su parte, una gran cantidad de medios en Estados Unidos han reportado que uno de los principales retos de las instituciones hospitalarias en Nueva York es la falta de equipo médico para suplir a su personal. Un reportaje del medio Vox apunta a que la próxima crisis en la ciudad será la escasez de personal médico debido a la constante exposición al virus y en ocasiones sin el blindaje médico correspondiente. No fue hasta hoy que el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo autorizó que se le realicen pruebas para detectar el COVID-19 a personal de la salud aunque no tengan síntomas.
Este medio contactó al personal de prensa de NYC Health + Hospitals y, mediante comunicación escrita, sostuvieron que “actualmente cuentan con el suplido necesario para todo su personal, pero reconocemos que hay una escasez a nivel nacional. Debido a esto. Hemos tomado serias medidas para conservar lo que tenemos. Sin embargo, todo profesional de la salud en nuestro sistema que necesita protección personal la podrá recibir cuando lo necesite”.
Sin embargo, no explicaron las razones por las cuales solo toman en cuenta el síntoma de fiebre para determinar si un empleado o empleado puede continuar ejerciendo sus labores. Tan solo incluyeron una declaración que lee: “Todo trabajador que no tenga síntomas, sin importar su rol en el cuidado de pacientes que arrojaron positivo, puede continuar trabajando. Todos los trabajadores del sistema de salud deberá auto-monitorearse regularmente para verificar si tienen fiebre u otros síntomas.