Regresar no es fácil, pero más difícil es permanecer callado, hablando solo a través de mis redes sociales. Existen asuntos de trascendencia moral en los puedo aportar una nueva óptica de pensamiento capaz de persuadir las conciencias más obscuras. Seducir el entendimiento es una de mis más grandes pasiones como comunicador, filósofo y teólogo. Cambiar la mente a un ser humano, sin doblegar mínimamente su derecho al libre criterio, es excitante. Hoy, con la confianza de que muchos me amarán y cientos me odiarán, vuelvo al paredón… I’m back!
Denuncio, acuso y enfrento a las personas que se aprovechan de la fragilidad mental de otros, especialmente en momentos como el que vivimos. Su maldad los hace difundir mensajes “apocalípticos” que recrudecen la ansiedad, especialmente en los adultos mayores.
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Estos días he visto de todo. ¿Lo más reciente? El mensaje de una niña peruana en donde aseguraba haber hablado “con nuestro Señor Jesucristo”. En ese “divino diálogo” le aseguraba que un “humo asesino” aniquilaría a miles de personas el martes 21 de abril, si no permanecían dentro de su casas. ¿En serio creen esto?
En tiempo pascual conviene recordar que la revelación sobrenatural fue divulgada definitivamente en la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Cualquier otra “revelación personal” no puede contradecirla. El Dios cristiano es de amor y no provoca miedos. Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, decía que los pensamientos que turban el alma “no vienen del buen espíritu”. Nada que entristezca el corazón viene de Dios. ¡No hagan caso!
Ataquemos los “apocalipsis” promotores del miedo. No son nuevos y se prestan como herramientas de manipulación colectiva. El cambio de pensamiento se logra con argumentos racionales que no violenten el libre criterio. No lo permitas nunca, ni en el campo espiritual, ni en el político. Estaremos pendientes para denunciarlos. Si… I’m back.