Hoy día salir a la calle se traduce en rituales de desinfección antes de poner un pie en nuestros hogares. Ni un pedazo de vestimenta o artículo que traemos a la casa se salva de ser purificado.
La rutina de Ángel González para montarse en el camión de recogido de desperdicios sólidos podría ser un ejemplo de esto ya que requiere de unos cuantos minutitos de desinfección antes y después de una ruta.
PUBLICIDAD
González, quien tiene 42 años y es natural de Guaynabo, no deja que sus empleados suban al camión si no siguen el proceso de aseo personal. Y como si fuera poco, tampoco los deja irse de regreso a sus hogares sin repetir el proceso.
Según nos contó González, el control ambiental al que se enfrentan día a día ahora toma otro giro. En estos tiempos de cuarentena y de emergencia salubrista, son pocas las cosas que pensamos que no tienen el virus. Un mueble, un cartón, un artículo de plástico, en fin, todo podría contener partículas.
“Somos poco reconocidos. Siempre mencionan a los demás [médicos, policías, bomberos] pero siempre se olvidan de lo que es la gente de control ambiental”.
Para González, ahora se trata de pararse frente a frente con los desechos de todas las personas y en la cual desconocen qué puede estar infectado con el coronavirus y qué no.
“Tengo tres empleados en mi camión. Lo principal que les recalco es que se protejan. Siempre que se montan en el truck tenemos, alcohol, hand sanitizer y desinfectante. Los mantengo todo el tiempo a que se laven las manos. Temprano en la mañana, los desinfecto con un spray antes de montarnos en el camión. No les permito a ellos que estén conmigo sin hacer el proceso”, señaló González, quien es líder de grupo en una brigada de recogido de desperdicios sólidos en Guaynabo.
La ruta arranca a eso de las 10 de la mañana y para cada encomienda, González y sus otros compañeros del trayecto se arman con sus camisones de manga larga, guantes látex, con los guantes de recogido de basura por encima, mascarilla, mahones y sus botas de seguridad.
PUBLICIDAD
González –quien lleva poco más de un año y medio en esta faena– reconoce que en medio de esta emergencia salubrista ya no solo es recoger basura, ahora podría convertirse en entrar en contacto con artículos y material que podrían significar un contagio.
“Es un miedo porque salimos a la calle y en ese proceso estamos en la calle expuestos con la basura. Acuérdese que la gente echa el papel de baño lo echan en las bolsas. Están en su casa comiendo y la servilleta que utilizó para limpiarse la cara es la misma que echa en el zafacón y hay algunos que no lo tiran en bolsas. Da miedo”, señaló González.
“Tenemos contacto con todo lo que usted se pueda imaginar”, agregó.
Y aunque reconoce que el miedo es latente, comentó que en ocasiones percibe que no se reconoce la peligrosidad de sus labores en esta emergencia.
“En realidad que sin el que recoge la basura y si estuviéramos nosotros en nuestras casas sin exponernos, imagínese cómo estaría su casa de basura… Somos poco reconocidos. Siempre mencionan a los demás [médicos, policías, bomberos] pero siempre se olvidan de lo que es la gente de control ambiental”, dijo González.
Y al llegar a su casa, comentó que también tiene su ritual de purificación. Antes de bajarse del carro se embadurna de una ‘mezclita’ de alcohol con hand sanitizer y la ropa y las botas las deja afuera para lavarse aparte. “Antes de bajarme del carro yo tengo una botella de alcohol mezclada con sanitizer y yo me echo completo como un tipo de ritual. Me lo hecho en las manos me la paso en la cara, en la cabeza, el pecho, en las piernas y entonces para poder entrar al hogar”, relató.
González opinó que ante las medidas de distanciamiento social por las que la mayoría de la población se encuentra en sus casas, ha habido un aumento en la generación de desperdicios sólidos en las residencias.
“Al ser mayor volumen de basura sí te podría decir que me puedo tardar en una urbanización, antes me tardaba una hora, ahora me puedo tardar unos 20 minutos más”, comentó.
Pero a pesar de que en ocasiones sienten que su oficio se mantiene en el anonimato, en estos días han experimentado vítores y aplausos en algunas comunidades por las que han transcurrido en reconocimiento a sus labores en esta emergencia.
“[Al llegar a un sector de la comunidad Los Báez en Guaynabo] ha salido la gente al balcón a aplaudirnos. Eso es lo más sorprendente qué yo le puedo decir… Es lo más impresionante, que se han parado en los balcones a aplaudirnos por el esfuerzo para que la basura en sus casas se mantenga bajo control”, dijo González.
En el aire incentivo para personal de desperdicios sólidos
Pese a la labor que realizan estos trabajadores durante la emergencia, han quedado al margen a la hora de una asignación de incentivos económicos. Originalmente, bajo la Resolución Conjunta del Senado 493, el personal de desperdicios sólidos tenía previsto recibir una bonificación de unos $3,500. Sin embargo, la medida fue vetada por la gobernadora Wanda Vázquez, debido a que incluyó partidas que no fueron negociadas con la Junta de Control Fiscal.
El portavoz de la mayoría novoprogresista en la Cámara de Representantes, Gabriel Rodríguez Aguiló, comentó que al momento no cuenta con una medida legislativa para incentivar a este grupo ya que “la expectativa era que se iba a firmar” la Resolución 493. “Hay que buscar la alternativa para este personal que está cumpliendo y se está exponiendo demasiado. Si hay algún grupo de trabajadores que hay que incentivar es ese”, aseguró el legislador.
Te podría interesar: