Joe Biden enfrenta la decisión más difícil en medio siglo de carrera política: escoger un vicepresidente. El virtual candidato presidencial demócrata designará una comisión para investigar a los posibles compañeros de fórmula, de acuerdo con tres demócratas al tanto de la situación que hablaron bajo la condición de anonimato por tratarse de planes internos.
Biden, él mismo un exvicepresidente, se ha comprometido a escoger a una mujer y dijo a sus donantes que el equipo quiere elegirla mucho antes de la convención demócrata prevista para agosto.
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La selección del compañero de fórmula siempre es crucial para un candidato presidencial, pero lo es sobre todo en el caso de Biden, quien tiene 77 años y en caso de ganar sería el presidente de mayor edad de la historia estadounidense. A esto se suma la pandemia de coronavirus, que más allá de la mortandad que provoca, amenaza con devastar la economía mundial y definir un posible gobierno de Biden.
“Estaremos en crisis o en recuperación y uno quiere un vicepresidente capaz de manejar esa situación”, dijo Karen Finney, una estratega demócrata que trabajó en la campaña de Hillary Clinton en 2016. “Ésta parece ser una decisión mucho más importante que de costumbre”.
Biden enfrenta presiones de varios frentes. Debe tener en cuenta a su país diverso _racial, étnica e ideológicamente_, sobre todo a las mujeres negras que impulsaron su candidatura. Debe equilibrar este criterio con su deseo expreso de contar con un socio “simpático” que está “preparado para ser presidente en cualquier momento”.
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La abogada de la campaña, Dana Remus y el exabogado de la presidencia Bob Bauer están reuniendo información sobre los candidatos posibles. Fuentes demócratas próximas a diversas presuntas contendientes dicen que aún no se las ha contactado.
Biden no ha sido parco en insinuaciones. Dice que hay entre 12 y 15 mujeres que satisfacen sus criterios, pero que pensaría seriamente en una lista de entre seis y 11. No ha indicado si las buscará en el Senado, donde cumplió seis períodos, entre las gobernadoras o en otra parte.
Algunos asesores dicen que muchos demócratas quieren a una mujer de color. Éstas ayudaron a rescatar la campaña después de un mal comienzo en Iowa y Nueva Hampshire, donde predomina la población blanca, pero no existe un acuerdo firme de que debe seguir esa ruta.
Biden ha elogiado con frecuencia a Kamala Harris, senadora por California y antigua rival que le dio su respaldo en marzo e hizo campaña por él.
También ha mencionado positivamente a Stacey Abrams, quien estuvo a punto de ser la primera mujer de raza negra gobernadora de un estado y que perdió por margen escaso la elección en Georgia en 2018.
Pero las dos mujeres ponen de relieve cómo Biden camina en la cuerda floja.
Harris, de 55 años es talentosa y la quieren los donantes, algo valioso para un candidato con debilidad en materia de recaudación de fondos, pero es una exfiscal a quien los progresistas miran con escepticismo, como al mismo Biden. Por otro lado, su estado de California se inclina firmemente por los demócratas y eso podría convertirla en un blanco fácil para los republicanos ávidos por atacar al partido por excesivamente izquierdista.
Abrams, de 46 años, es una estrella para los demócratas jóvenes, un sector con el que Biden tuvo dificultades en las primarias. Podría volver indeciso a un estado republicano como Georgia, pero el cargo más alto que ha ejercido es de líder del bloque minoritario en la cámara baja de Georgia, lo cual podría ser una debilidad en tiempos de crisis.
El encuestador demócrata Paul Maslin, del estado crucial de Wisconsin, dice que es imposible agradar a todos.
“Pedirle a un vicepresidente que abarque todo _ideología, brecha generacional, género, raza, experiencia_ es demasiado pedir”, dijo. “Siempre habrá algo mal, cualquiera que sea la designada”.
La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, es la única gobernadora demócrata no blanca. El exsenador Harry Reid, de Nevada, promueve a la senadora latina por su estado, Catherine Cortez Masto. La senadora Tammy Duckworth, de Illinois, es una veterana de guerra que ha sufrido heridas en combate, descendiente de tailandeses y conocida por sus enfrentamientos con el presidente Donald Trump. La legisladora negra Val Demmings, del estado indeciso de Florida, fue una de las que impulsó el juicio político a Trump.
Pero las cuatro son relativamente desconocidas en la escena nacional.
A éstas se suman la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer y las senadoras Amy Klobuchar y Elizabeth Warren, todas mujeres blancas y de prestigio, pero no está claro que puedan ofrecerle a Biden ventajas que no posee ya o no pueda hallar en otras. Warren podría ofrecerle un puente hacia el ala progresista, pero su edad, 70 años, podría constituir un problema.
Varios promotores de los derechos de los negros y dirigentes progresistas dicen que lo más importante son las propuestas y la solidaridad que despierten.
Los votantes negros “deben confiar en el mensajero”, dijo Adrianne Shropshire, directora de la comisión de acción política Black PAC y “una mujer negra podría tener la autoridad moral para dirigir en los grandes problemas que enfrenta el país”.
Pero eso no significa, precisó, que una candidata vicepresidencial blanca, asiática o latina no podría “afrontar los problemas sistémicos, los problemas estructurales que permiten la persistencia de las desigualdades”.