El Departamento de Salud mantiene un monitoreo a cerca de 500 personas que se sospecha pueden haber estado en contacto con algún paciente del coronavirus Covid-19, como parte de los esfuerzos por llevar a cabo ese rastreo que, en las primeras semanas desde que se comenzaron a registrar contagios, fue prácticamente inexistente.
“Ahora mismo entiendo que el número está rondando cerca de los 500. Se está haciendo un esfuerzo para tener un listado completo, porque desde (el domingo) comenzamos un proceso de llamadas a cada uno de los pacientes de Covid-19”, explicó el epidemiólogo del Estado, David Capó.
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De acuerdo con Capó, nombrado al cargo la semana pasada, tanto hospitales como laboratorios privados que realicen las pruebas de coronavirus están obligados a proveer al Departamento de Salud la información de cada persona a la que se le toma una muestra. A partir de esos datos, una vez surge un caso positivo, la agencia se comunica con el paciente o algún allegado para a su vez identificar y alertar a aquellos que pudieron haber estado cerca del infectado.
Al momento, el Departamento de Salud cuenta con equipos, encabezados por los epidemiólogos de cada una de las ocho regiones, que se dedican a cumplir esa función. En todo Puerto Rico, la agencia cuenta con unas 230 personas destacadas en esta labor, según Capó, quien sustituyó en la posición a Carmen Deseda.
Sin embargo, el epidemiólogo reconoció que todavía no se tiene visibilidad del proceso de recuperación de la mayoría de los casos confirmados, algo que aseguró cambiará en los próximos días. La urgencia por conocer el estatus de los pacientes se acrecienta ante el interés de las autoridades por permitir la donación de sangre de estos pacientes con la expectativa de que los anticuerpos desarrollados puedan utilizarse en algunos de los casos más críticos.
“Por el asesoramiento que nos han dado, esas transfusiones de las personas que tienen anticuerpos está teniendo buena eficacia en los pacientes en estado crítico. Si las personas que se recuperan de este virus logran aportar a que otro ser humano no llegue a un estado que no pueda salir de la situación, sería un trabajo en equipo impresionante”, afirmó Capó.
Las muertes como indicador
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El epidemiólogo del Estado asegura que comprende el escepticismo que generó en buena parte de la población las proyecciones optimistas que el aparato gubernamental presentó el pasado domingo. Capó, junto a funcionarios de Salud y miembros del ‘task force’ medico, anticipó que cuando se alcance el pico de contagios, a inicios de mayo, se habrán registrado unos 1,750 casos positivos, de los cuales se espera que un 10% requiera cuidado intensivo.
“Yo quisiera hacer pruebas al 100% de los puertorriqueños, pero no contamos con todas las muestras para medir coronavirus a toda la población, así que tenemos que priorizar a quién añade más valor hacer una prueba, que son aquellos que están en mayor riesgo de severidad y mortalidad. Con la evidencia que tenemos hasta el momento, vemos que la tasa de letalidad se esté manteniendo controlada, con no más de dos o tres muertes diarias. Si yo empezara a ver las muertes diarias aumentando eso me preocuparía muchísimo. Porque irrespectivo de la cantidad de personas a las que le haga cernimiento, el que haga pruebas a personas con síntomas leves no necesariamente va a alterar la cantidad de muertes”, argumentó Capó, para quien la baja mortalidad reflejada hasta el momento es evidencia de la efectividad de las restricciones de movimiento a la población.
Te invitamos a escuchar este episodio del podcast Con Los Editores sobre coronavirus:
Las proyecciones oficiales, sin embargo, distan mucho de algunos de los posibles escenarios que previamente habían planteado el ‘task force’ y el secretario de Salud, Lorenzo González.
En pasadas semanas, el discurso oficial reconocía escenarios con decenas de miles muertes como una posibilidad y mencionaba que el país necesitaba contar con al menos 3,000 ventiladores artificiales para evitar llegar a un punto en el que los médicos tuvieran que decidir cuáles pacientes atender y cuáles no.
“Si ahora mismo todos salimos a la calle, lamentablemente puede ocurrir como está pasando en otros países. Ahora mismo en China, después de casi una semana completa sin casos nuevos empezaron a soltar algunas de las restricciones y lo que estamos viendo es que están empezando a haber nuevos picos”, dijo Capó, a modo de explicar la disparidad entre los peores escenarios considerados y el optimismo de las proyecciones oficiales.
¿Y ante esos pronósticos tan alentadores, cómo se convence a FEMA, por ejemplo, de que Puerto Rico necesita los 2,500 ventiladores adicionales que el gobierno ha solicitado, cuando en otras jurisdicciones de Estados Unidos no se sabe si tendrán suficientes aparatos para lidiar con la crisis?, le preguntó Metro.
“Nosotros estamos preparándonos para un escenario en que irrespectivo de la situación podamos atender a nuestra gente y evitar una catástrofe. Nosotros estamos esperando 3,000 ventiladores y Nueva York decenas de miles. Estamos pidiendo una fracción para asegurarnos que nuestra gente esté bien”, replicó Capó.
Si bien aún restan, al menos, varias semanas para que esa curva de contagios nuevos comience a reducirse, Capó aseguró que ya se estudian las experiencias en otros países para determinar cuál es el modelo más adecuado para liberar las restricciones.
Una posibilidad sería que las normas de movimiento se flexibilicen paulatinamente, beneficiándose en un inicio las personas que presentan menos factores de riesgo.
“Tenemos el privilegio de que no nos toca tener al mundo mirándonos, sino ver a otros países primero. Lo ideal es que cuando nos toque llegar a ese punto de relajar la cuarentena en ciertos aspectos, no solo sepamos qué funciona y qué no, sino que ya tengamos acceso a medicación que nos permita decirle a la población en menos riesgo ‘ve saliendo, que tenemos la medicina en caso de que te dé la infección’”, subrayó Capó.