Desde el pasado 27 de marzo, el crucero Greg Mortimer –con más de 200 personas a bordo y al menos 81 con COVID-19– se encuentra en la zona de fondeo y servicios del puerto de Montevideo a veinte kilómetros del muelle. Casualmente, está anclado frente al barrio de Carrasco, donde comenzó el brote del nuevo coronavirus en Uruguay el 7 de marzo.
En la embarcación se registraron 45 pruebas que dieron negativas y quedan 91 resultados pendientes, según informó el lunes un comunicado de la empresa naviera Aurora Expeditions, que organizó el crucero.
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El capitán de navío, Diego Perone, de la Armada uruguaya, confirmó a The Associated Press que la semana pasada hubo tres evacuaciones –una ciudadana británica, una australiana y un australiano– por los síntomas críticos que presentaron en tres jornadas distintas.
En la mañana del domingo, un contingente de 16 médicos y cinco enfermeros abordaron el crucero para atender a pasajeros y tripulación y volvieron a pasadas las siete de la tarde al puerto de Montevideo con otras tres personas que fueron internadas en dos hospitales privados de la capital. Eran dos ciudadanos de Filipinas y una persona australiana.
Los seis pacientes siguen internados.
La detección de los casos fue posible gracias a que el sábado una lancha se apadrinó al crucero para hacer el test a todas las personas en el barco con cuatro técnicos de un laboratorio privado contratado por la empresa naviera.
El domingo por la mañana, el cuerpo médico dio a conocer los resultados a pasajeros y tripulantes, dijo la Armada a la AP.
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De los 128 pasajeros —en su mayoría adultos mayores— y 85 tripulantes, 81 dieron positivos.
Al momento de redactar esta nota, todavía faltaba realizar una tercera parte de los test, por lo que los casos confirmados podrían aumentar.
Las condiciones de navegación del Río de la Plata no eran óptimas el lunes, por lo que el barco de logística que asiste al crucero no saldrá del puerto de Montevideo, según confirmaron a la AP desde la agencia Universal Shipping Agency, que presta servicios marítimos al Greg Mortimer.
Uruguay ya ha repatriado a 740 extranjeros en corredores humanitarios diseñados para que los ciudadanos de otros países puedan retornar de forma segura. El caso del crucero es el último con extranjeros que las autoridades esperan resolver.
El crucero de bandera australiana provenía de Usuhaia, uno de los puntos más australes de Argentina. El 15 de marzo abandonó el puerto en Tierra del Fuego, luego de que las autoridades argentinas cerraran las fronteras.
Las nacionalidades de los pasajeros son: 96 australianos, 16 neozelandeses, seis estadounidenses y cinco británicos, entre otras. De los 85 tripulantes, 28 son filipinos, 13 hondureños, 11 ucranianos y cuatro chinos, entre otros, según dijo a la AP la Cancillería uruguaya.
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“No se va a permitir el descenso de ningún pasajero a menos que haya una situación crítica”, advirtió el viernes el canciller uruguayo Ernesto Talvi en conferencia de prensa.
La empresa naviera Aurora Expeditions comunicó que están ultimando detalles para que las personas negativas puedan volar a Australia lo más rápido posible. En la misma conferencia, el canciller advirtió que la única manera que puedan descender “es que haya un avión esperando para salir con un protocolo sanitario mucho más exigente”, algo en lo que se trabaja con las autoridades australianas desde la semana pasada.