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Relato de un velatorio y sepelio “surreal” en tiempos de pandemia

La orden ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez ordena, además, un cierre de negocios no esenciales y ha provocado que las funerarias no puedan llevar a cabo velatorios en sus instalaciones

“Tú nunca piensas que vas a despedir a un primo tuyo con guantes, con una capa o con una máscara”.

Así fue el último adiós que brindó Héctor Joaquín Colón a su primo hermano luego de que este falleciera de un ataque al corazón el sábado pasado en medio de la emergencia salubrista que vive el país.

Colón, quien trabaja para una organización de personas sin hogar, narró que su familia no pudo despedir a su ser querido como lo hubiese hecho de no haber coincidido con el toque de queda que está en vigor ante el avance del coronavirus en la Isla.

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La orden ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez  ordena, además, un cierre de negocios no esenciales y ha provocado que las funerarias no puedan llevar a cabo velatorios en sus instalaciones.

Colón narró a Metro que el martes llegaron a la funeraria y pudieron ver una última vez a su primo bajo estrictas medidas de seguridad y con un límite de dos horas para que presentaran sus respetos los otros nueve familiares que lo acompañaron, incluidos la viuda, sus tres hijos, la madre del fallecido, un sobrino, así como la madre y la hermana de Colón. Relató, además, que junto a sus familiares llegaron a la funeraria y tuvieron que estacionar sus carros en la parte de atrás y luego encontrarse con una instalación vacía y hasta a oscuras.

“[Nos dejaron entrar] de dos en dos y tomando todas las precauciones. Estábamos enchumbaos en alcohol. Nos pusieron guantes, mascarillas y una bata protectora. [En la funeraria] tomaron todas las medidas cautelares”, contó Colón, quien prefirió no identificar el nombre de la institución.

Y es que, sin duda, la pandemia del COVID-19 ha trastocado el tejido social puertorriqueño y mundial. Aquello que hasta hace unos días era cotidiano, hoy está en pausa como medida para detener que aumenten los contagios de este novel virus.

Para Colón —quien reconoció que las medidas de seguridad responden a la emergencia salubrista— la experiencia de despedir a su primo de una manera tan fugaz le pareció “surreal” y “como si estuviésemos en un régimen”. “Un funeral que pudo haber sido una fiesta —porque iba a ser una fiesta de tres días, porque el tipo era conocido en todo Puerto Rico— se redujo a dos horas y solamente 10 personas”, añadió.

Doloroso, pero necesario

Si bien los velatorios y las despedidas forman parte de nuestra idiosincrasia, Juan Miguel Orta, director funerario de Servicios Funerarios Católicos, indicó que es importante seguir las normas del Departamento de Salud para poder detener la propagación del virus. Sostuvo que, en las funerarias que administran, solo permiten la entrada de dos familiares para completar los formularios e identificar a la persona fallecida. Pero comentó que los velatorios no está permitidos de acuerdo con las directrices de la agencia. “Es importante que cada funeraria tenga esto muy presente y que busque unas maneras para acompañar a las familias, que no es el velatorio. Es un poco complicado y hasta cierto punto paradójico, pero sí hay que buscar las maneras”, precisó.

Como una manera de brindar consuelo, cuando culmine la emergencia, dijo que realizarán una misa exequial masiva para todas las familias que perdieron seres queridos durante la emergencia.

 

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