Los cruces ilegales se han reducido 50% tras implementarse las políticas más estrictas a la fecha en la frontera entre Estados Unidos y México debido a la pandemia del coronavirus, pese a la confusión sobre cómo funcionan, afirmó el domingo un funcionario del gobierno del presidente Donald Trump.
Cualquier persona que sea sorprendida cruzando ilegalmente la frontera será devuelta de inmediato a México o Canadá, de acuerdo con las nuevas restricciones basadas en una orden que emitió el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) la tarde del viernes.
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Las fronteras permanecen abiertas, según el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, pero únicamente para facilitar el comercio; Estados Unidos sostiene transacciones por unos 3.000 millones de dólares diariamente con México y Canadá. A los turistas y compradores se les pidió que permanezcan en casa.
Wolf dijo el domingo en el programa “Sunday Morning Futures” de Fox News que el número de migrantes que han ingresado ilegalmente se ha desplomado, pero que era importante “mantener abiertas las cadenas de suministro”, aunque de una manera cuidadosa y atenta que limite “la introducción y la propagación del virus”.
Según Mark Morgan, director interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés), la decisión de los CDC es aplicable a todos los migrantes.
“No los vamos a detener”, dijo la tarde del sábado en la cadena Fox News. “No sabemos nada de ustedes. No tienen documentos, no los vamos a llevar a nuestras instalaciones y exponerlos ante el personal de la CBP y el pueblo estadounidense, así como ante los inmigrantes”.
Pero las autoridades mexicanas han dicho que sólo aceptarán a personas procedentes de México y Centroamérica, y únicamente a aquellas que fueron recién descubiertas, no a quienes ya estaban detenidas. Más tarde, funcionarios recalcaron que no aceptarán de vuelta a ancianos ni a menores de edad, y que anticipan el retorno de unas 100 personas al día.
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“Si nos regresan personas que no sean mexicanos ni centroamericanos México no lo aceptaría; que Estados Unidos se haga cargo de eso”, dijo el canciller mexicano Marcelo Ebrard el viernes.
La mayoría de las personas que cruzan la frontera provienen de Centroamérica, pero no todas. Por ejemplo, se registraron alrededor de 6.000 brasileños y casi 1.200 chinos que llegaron entre enero y febrero de este año, según datos de la CBP.
Pero no está suficientemente claro qué sucede con esas personas. Morgan dijo que los migrantes deben ser devueltos “expeditamente” al país del que vinieron.
Los CDC emitieron una orden vigente por 30 días que prohíbe el ingreso ilegal de cualquier persona al país, en parte porque los migrantes son detenidos en espacios pequeños y no existe personal ni espacio apropiado suficiente para mantenerlos a una distancia segura ni para examinarlos en busca de enfermedades. Además, los inmigrantes de los que se sospecha que padecen COVID-19 son enviados a hospitales locales, con la posibilidad de que infecten a otras personas, advirtieron los CDC.
En tanto, en el lado mexicano de la frontera aumentan las preocupaciones de que el número de migrantes varados ahí aumente irremediablemente, mientras los refugios y albergues operan ya al máximo de sus capacidades.
“Tenemos 300 personas en el albergue y ya no podemos más; llevamos una semana sin que Estados Unidos pida gente y si no piden, nos vamos a sobrepoblar”, dijo Héctor Joaquín Silva, director del albergue Senda de Reynosa, al otro lado de la frontera con McAllen.