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Trump invoca autoridad de emergencia por el coronavirus

El plan del gobierno de Trump para emitir cheques de asistencia a los estadounidenses solicita el pago de 500.000 millones de dólares en dos entregas durante los próximos dos meses

MINNEAPOLIS (AP) — El presidente Donald Trump invocó el miércoles su autoridad de emergencia para coordinar a la industria con el fin de que combata al coronavirus, al agravarse las consecuencias económicas de la crisis tras conocerse que casi todo el sector automotriz está cerrando sus fábricas en Norteamérica para proteger a sus trabajadores.

En un día de desarrollos vertiginosos esto es lo más destacado:

— Las acciones volvieron a caer en Wall Street por los temores de una recesión prolongada, bajando tan rápido que las transacciones volvieron a suspenderse automáticamente. El índice Dow Jones cedió más de 1.300 puntos, más de 6%, con lo que ahora ha perdido casi todas las enormes ganancias que había registrado desde que Trump asumió el cargo. El crudo cayó por debajo de los 21 dólares por barril por primera vez desde 2002.

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— Se cerraron más fronteras en Europa y Norteamérica: Estados Unidos y Canadá cerraron su frontera a todos los viajes, con excepción de los esenciales, y Trump señaló que planea invocar poderes extraordinarios para regresar de manera inmediata a México a cualquiera que cruce la frontera ilegalmente.

— La Casa Blanca presionó al Congreso para que aprobara rápidamente un paquete de rescate de 1 billón de dólares para apuntalar la economía y acelerara la entrega de los cheques de asistencia a los estadounidenses en cuestión de semanas.

Diciendo que es un “presidente en tiempos de guerra”, Trump señaló que emplearía la Ley de Producción de Defensa de 1950 para orientar la producción industrial y superar la escasez de mascarillas, respiradores y otros suministros mientras los hospitales se preparan para una posible avalancha de casos.

La ley, que se remonta a la Guerra de Corea, da al mandatario una autoridad extraordinaria para obligar a las industrias a ampliar la producción y fabricar materiales vitales.

“Es una guerra”, dijo Trump, equiparando las labores contra el coronavirus a las medidas implementadas durante la Segunda Guerra Mundial. También advirtió sobre posibles sacrificios nacionales.

La enfermedad COVID-19 ha infectado a más de 200.000 personas en todo el mundo y provocado la muerte de 8.700. Las Naciones Unidas advirtieron que la crisis podría conducir a la pérdida de casi 25 millones de empleos en todo el orbe.

En distintas partes del mundo, las autoridades tomaron medidas cada vez más drásticas para combatir la pandemia y la amenaza de una recesión, en algunos casos haciendo uso de poderes de emergencia.

El gobernador de California advirtió que se podría imponer una ley marcial. El alcalde de Nueva York dijo que los 8,6 millones de residentes de la ciudad deberían prepararse para quedarse en sus casas. Las autoridades checas utilizaron facultades de emergencia para allanar un almacén y confiscar cientos de miles de mascarillas. Y Hong Kong amplió el uso de brazaletes electrónicos que monitorean a la gente en aislamiento voluntario.

Con un creciente número de estadounidenses despedidos de sus empleos por el cierre casi completo de gran parte de la economía de Estados Unidos, Trump también dijo que el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano suspenderá las hipotecas y desalojos de residencias públicas.

El plan del gobierno de Trump para emitir cheques de asistencia a los estadounidenses solicita el pago de 500.000 millones de dólares en dos entregas durante los próximos dos meses. Las cantidades aún no se han decidido, pero estarían basadas en los ingresos y tamaño de la familia.

Ford, General Motors y Fiat Chrysler, junto con Honda y Toyota, anunciaron que cerrarán todas sus fábricas en Estados Unidos, Canadá y México. Tan sólo el cierre de las tres grandes automotrices de Detroit dejará inactivos a unos 150.000 trabajadores, que probablemente reciban un sueldo suplementario además de prestaciones por desempleo.

En la planta de ensamblado de camionetas de GM en Flint, Michigan, los trabajadores han estado temerosos desde que el virus llegó a Estados Unidos, dijo Tommy Wolikow, quien tiene dos hijas pequeñas.

“Eso es lo que más temía, ser el que lleve el virus a casa”, comentó.

Estados Unidos reportó más de 7.700 casos confirmados del nuevo coronavirus y por lo menos 134 muertes, con alrededor de la mitad de los fallecimientos ocurridos en el estado de Washington, donde decenas de residentes de una casa de ancianos en un suburbio de Seattle han muerto.

Dentro de todo, surgieron algunas buenas noticias: Wuhan, la ciudad china donde se detectó primero el virus a finales de diciembre y cuya población tuvo que ponerse en cuarentena, reportó sólo un caso nuevo por segundo día consecutivo el miércoles. La situación mejoró, al grado que Beijing envió suministros médicos a Francia, que se ha visto muy afectada por el virus, devolviendo un favor que los franceses le hicieron hace unas semanas.

Pero en una sombría muestra de cómo está cambiando la ubicación del punto álgido de la crisis, la cifra de muertos en Italia estaba cerca de superar la de China: el país europeo reportó más de 2.900 decesos tras registrar un récord de 475 en un día. La cifra total de muertos en el territorio chino era de unos 3.200. Irán también se ha visto muy afectado, con más de 17.000 casos y 1.100 muertes.

Al publicar la nueva cifra total de 200.000 infectados a nivel mundial, la Universidad Johns Hopkins dijo que más de 82.000 personas se han recuperado del virus, que causa síntomas leves o moderados como fiebre y tos en la mayoría de los casos, con afecciones más graves en adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes.

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