Nueva York, la bulliciosa ciudad apodada “la capital del mundo”, amaneció el viernes sin shows de Broadway ni partidos de básquet y con las calles, restaurantes, comercios y oficinas semivacías debido al impacto del coronavirus.
Las clausuras decididas para hacerle frente al virus incluyeron a algunas de las joyas de la ciudad como la Ópera Metropolitana, el Museo de Arte Metropolitano, el Museo Americano de Historia Natural y Carnegie Hall.
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Más allá de los sitios de alta cultura, también fue cancelado el desfile de San Patricio, usualmente una ocasión de jolgorio en honor a la herencia irlandesa de la ciudad. Lo mismo con los partidos locales de la NBA. CBS News, que tuvo que cerrar su sede en Nueva York temporalmente el miércoles cuando dos empleados dieron positivo, decidió reanudar sus transmisiones… desde Los Ángeles.
Restaurantes, vagones de trenes y aceras estaban semivacíos. Parecía el desolador panorama más característico de las tormentas invernales, aunque no ha caído un copo de nieve. Gran cantidad de gente trabajaba desde casa y las universidades estaban cerradas, al haber pedido que los estudiantes reciban sus cursos por internet.
“La gente tiene miedo de salir de sus casas”, expresó Justin Rahim, guía turístico en el Central Park de Manhattan, agregando que muchos de los conductores de carruajes _cuya subsistencia depende de los turistas_ han optado por ser choferes de Uber.
“Esto es una locura”, señaló Rahim, “¿cómo voy a sobrevivir?”
Hasta ahora hay más de 320 enfermos del virus en todo el estado de Nueva York, incluyendo 95 en la ciudad. Una persona en la zona metropolitana ha fallecido a causa de la dolencia.
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El gobernador Andrew Cuomo anunció el jueves que, en un intento por evitar la propagación de la enfermedad, quedan prohibidas las concentraciones de más de 500 personas en el estado. El día anterior se habían cancelado los shows de Broadway.
En lugares más chicos, la asistencia tendrá que reducirse por la mitad.
Las restricciones no abarcan escuelas, hospitales, hogares de ancianos, centros comerciales ni el sistema de transporte público, y se dictaron excepciones para otros tipos de negocios, como los casinos.
Aun así, la gente puede ir a sus trabajos. El alcalde Bill de Blasio señaló que el brote podrá durar seis meses o más, pero advirtió que la vida tiene que continuar.
“La ciudad tiene que seguir su vida”, declaró de Blasio por el canal Fox 5 la mañana del viernes. “Es importante que la gente pueda ganarse la vida, que la gente pueda ir a trabajar, que los empleados públicos estén donde deben estar y cuiden de la población, de los hospitales, de las escuelas, de los servicios de emergencia”.
Aun así, era obvio que la situación causará dificultades para una ciudad que depende del turismo, del entretenimiento y de la actividad en Wall Street.
Los restaurantes y los clubes nocturnos en la ciudad están reportando disminuciones de entre 20 y 80%, particularmente en la zona comercial y teatral Times Square, advirtió Andrew Rigie, director ejecutivo de la NYC Hospitality Alliance.
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