Tanto en “Las horas”, como en “La sonrisa de la Monalisa”, entre otras películas y series, se veía lo que encerraba ser la idílica ama de casa de los años 50 detrás de una imagen de ensueño. Hacer pasteles y vivir para tu marido e hijos enfundada en tu silueta New Look encerraba una vida de opresión, frustración y muchas veces, disfuncionalidad. Y, a la larga, como también lo expuso Betty Friedan en “La mística femenina”, mucha infelicidad. Tradwives: El retorno del ama de casa de los años 50
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Pero no para las tradwives, que ven en un mundo lleno de incertidumbre el retorno al hogar tradicional como un refugio al que deben volver las mujeres para retomar el control de sus vidas y en últimas, tener una estabilidad que no ven tan posible en el ámbito de la modernidad. Uno en el que ser Betty Draper (Mad Men) es el ideal último de feminidad, donde prima la sumisión al marido y el hecho de enfocarse más en la familia que en la carrera. Y en el que por supuesto, el feminismo es el enemigo, irónicamente en tiempos en los que en muchas partes del mundo las mujeres se alzan contra los feminicidios, violencia de género y espacios de poder y derechos que les habían sido vedados, con el #MeToo y #TimesUp, entre otros movimientos. Tradwives: El retorno del ama de casa de los años 50
Pero algunas de ellas, como Alena Kate Pettitt (una de las más mediáticas y controvertidas), incluso ya tienen canales de Youtube y sus seguidoras crecen en países como Gran Bretaña, Brasil Alemania y Japón. Sus hashtags son #tradlife, #tradfem y #vintagehousewife. Uno de sus grupos en Facebook es Women of Traditional Values (mujeres de valores tradicionales). Y sus cursos convocan también a miles de mujeres para rescatar ese estilo de vida y feminidad de los años 40 y 50. Algunas incluso rechazan la tecnología moderna, y blogs “ultrafemeninos” como Mrs Hinch y The Organised Mum son bastante populares.
El pasado como punto de partida
En 1963, Helen Andelin, mormona, escribió el libro Fascinating Womanhood, donde las mujeres debían manipular a los hombres con su “encanto femenino” y con la subordinación como garantía de un “matrimonio feliz”. Para 2018, su hija, Dixie Andelin Forsyth, renovó el libro y lo adaptó a estos tiempos. Dio un curso en el que se inscribieron alrededor de 100 mil mujeres y cuyas materias serían dignas de Wellesley donde tanto sufrió el personaje de Julia Roberts en “La sonrisa de la monalisa”: presentación femenina, que incluye ropa sin escotes, cómo comportarse para atraer a un hombre, y el “cómo comer pizza para no parecer lesbiana”, entre otros temas. Ella misma le dijo al portal Stylist: “Gracias por los pantalones, pero nosotras vemos esto de una manera distinta”.
Así, como ella, muchas Tradwives con sus propios canales protestan ante lo que ellas consideran una elección de vida. “Personalmente, no recibo muchas críticas. Los estilos de vida son personales y en cada familia la situación es diferente. El consenso general de los medios es que nosotras somos peligrosas para la sociedad, pero yo ignoro las comparaciones que nos relacionan con los nazis o Isis”, le cuenta a Metro Lillian, quien junto con su marido Felipe (ambos estadounidenses viviendo en Inglaterra), han creado el portal The Postmodern Family. Y ella ha creado, por su cuenta, el canal The Postmodern Mom y defiende el estilo de vida tradwife.
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Ups, no se encuentra el tuit. ¿Tal vez lo eliminaron?
“Las mujeres como nosotras son criticadas por las feministas porque ellas creen que las mujeres no deben ser sumisas ante los hombres. Ellas ven que es darle su poder y la independencia financiera es el pilar de su movimiento, esencial para protegerse de un esposo abusivo. Para ellas es imposible ver que hay hombres buenos que proveen felizmente a sus familias sin querer manipularlos por razones egoístas. Es más fácil para una mujer en estos días ocultar el hecho de que se queda en la casa para no ser criticada por las madres que trabajan. Otro aspecto es que las madres que trabajan sienten que nosotras condenamos su estilo de vida solo porque decimos que nos quedamos en casa. Así que las mujeres son pública y privadamente criticadas si dicen que no trabajan”, argumenta.
En esto coinciden muchas tradwives: en su poder de elección y en no ser juzgadas. Pero sus críticos no solo vienen del feminismo, sino también de la política. Y las cifras sobre la situación actual de la mujer dicen mucho del contexto donde se da esta elección, que muchos solo lo ven como una manifestación del privilegio.
“Las feministas te dieron la posibilidad de no ser golpeada legalmente por tu marido”
Esta fue la lacónica respuesta que le dio en Twitter la abogada Ann Olivarius a Dixie Andelyn Forsyth. Asimismo, autoras como Annie Kelly han relacionado este auge de movimientos con la derecha nacionalista y racista (alt right) y la supremacía blanca. También parece hallar el origen de un movimiento así en medio de unos tiempos ya ni seguros ni placenteros para los jóvenes.
Se pensaría también que es comprensible que las tradwifes surjan en contextos más “favorables” hacia las mujeres, pero es mentira. Al pensar en regiones con violencia hacia la mujer, se vira la cabeza hacia Latinoamérica y África (donde se violan los derechos de las mujeres en todo sentido), pero las estimaciones mundiales de la OMS sitúan que alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo han sufrido violencia física y sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida y la mayoría de esta violencia viene de la pareja. De hecho, un 38% de feminicidios se producen por la pareja masculina. Ahora bien, si los datos de violencia se extrapolan a países como Inglaterra, el último estudio del gobierno muestra que para junio de 2019, casi 24 mil personas no tenían hogar por causa del abuso doméstico. Y, según estadísticas de la National Domestic Violence Hotline, casi 3 de cada 10 mujeres (29%) en Estados Unidos han experimentado violación, violencia física y acoso. De hecho, de 1994 a 2010, 4 de cada 5 víctimas eran mujeres.
Aún sabiendo este panorama, las defensoras de este estilo de vida se enfocan en que la buena crianza es la que permitirá que este tipo de abusos, tan comunes en la relación donde hay una persona con poder económico (y otro tipo de poderes), no se den: “Pienso que las mujeres quieren este estilo de vida tradicional porque siempre han existido y habrán hombres malos. La respuesta al problema de los hombres malos es criar a buenos hombres que protejan a las mujeres. Y el estilo de vida tradicional enseña a los niños a ser buenos adultos”, explica Lillian.
P & R
Lillian, co-creadora del canal Postmodern Family
¿Por qué defiendes el modelo tradicional de esposa y de familia?
Porque vi la gran diferencia que hizo en mi familia. Vengo de un background feminista, de trabajar y compartir labores con mi esposo antes de que nuestro primer hijo naciera. Luego del nacimiento de mi hija, mi esposo y yo decidimos que yo renunciaría a mi labor como maestra y me quedaría en la casa. Ahora tengo un matrimonio más feliz y he hallado plenitud real y felicidad como una ama de casa tradicional.
¿Por qué crees que varias mujeres están uniéndose al estilo de vida Tradwife? ¿Qué valores crees que necesitan ser rescatados en estos días?
Pienso que este estilo de vida ha existido por mucho tiempo y quedó en segundo plano en los últimos cincuenta años porque las voces de las feministas han sido más fuertes. Creo que muchas mujeres han escogido este estilo de vida porque quieren ver a sus hijos crecer y para reducir también el estrés de trabajar fuera del hogar. Ahora bien, se necesita rescatar los valores familiares: es imposible para las mujeres hacer todo, trabajar todo el tiempo y crear una familia unida. A las mujeres se les ha dicho que su valor radica en su capacidad para ganar dinero, pero las recompensas de crear hijos amorosos y tener matrimonios duraderos son recompensas más grandes que eso. También necesitamos que las familias se den cuenta de que los roles, para que una familia funcione bien, estén divididos. El matrimonio no es una relación de iguales, eso lleva rápidamente al divorcio. Es la unión de dos unidades en una: la familia y esta necesita tener una cabeza.
¿Por qué crees que el feminismo es peligroso para las mujeres?
El feminismo es peligroso para las mujeres hoy porque hace creer a las mujeres que pueden hacer trabajos que son más peligrosos para ellas que para los hombres (labores físicas, estar en la policía y la milicia). También les hace creer que pueden ser igualmente promiscuas que lo hombres y se pueden poner en posiciones vulnerables como abuso y violación. Y también porque este les enseña a las mujeres a ir en contra de nuestra naturaleza de criar hijos y levantar un hogar. Las mujeres están más deprimidas y los ratios de suicidio se han incrementado.