Los cruceros afectados con brotes de coronavirus se han quedado rápidamente sin puertos para miles de pasajeros debido a que países de cuatro continentes los han puesto en cuarentena o mantenido durante días en el mar.
Sin embargo, mantener a todos los pasajeros a bordo en lugar de permitirles desembarcar es una estrategia que podría ser contraproducente, según expertos, debido a que los sistemas de ventilación y las habitaciones reducidas convierten a estos barcos en lugares ideales para el contagio de la enfermedad.
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“No están diseñados como instalaciones de cuarentena, por decirlo de manera suave”, dijo Don Milton epidemiólogo de la Universidad de Maryland.
Un barco con unas 3.500 personas a bordo se encontraba el sábado navegando en círculos frente a las costas de California después de que 19 miembros de la tripulación y dos pasajeros dieran positivo al nuevo virus. El Grand Princess, que se dirigía originalmente a San Francisco, podría ser enviado a un puerto no comercial, dijeron las autoridades.
Aunque los restaurantes y otros lugares a bordo del barco estaban cerrados, los pasajeros podían ver televisión y utilizar internet o, si tenían la suerte de tener balcón, salir a contemplar el mar.
La pasajera Karen Schwarts Dever dijo que ella y su esposo estaban disfrutando el balcón y se mantenían ocupados jugando cartas, mientras les enviaban alimentos y agua a su camarote.
“Conocí a una persona que está a mitad de su quimioterapia contra el cáncer”, agregó. “Hay personas con tanques de oxígeno. También hay niños a bordo. No puedo imaginar lo que se siente estar en un camarote interno”.
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Aunque el presidente Donald Trump ha dicho que no quiere la llegada a puerto del Grand Princess, también señaló que acataría la recomendación de las autoridades de salud. Rechazar el atraco de una embarcación por tiempo prolongado podría acelerar la propagación del virus entre las personas a bordo, según los expertos.
Milton, que estudia la propagación de partículas de virus en el aire, dijo que el aire recirculado en el sistema de ventilación del crucero, las habitaciones reducidas y una configuración comunal, vuelve a los barcos vulnerables a la propagación de enfermedades infecciosas.
“Amplificarán la infección manteniendo a la gente en el barco”, señaló.
Un experto de la Universidad Purdue en calidad del aire dijo que los sistemas de aire acondicionado de los cruceros no están diseñados para filtrar partículas tan pequeñas como el coronavirus y permitirían la veloz circulación de la enfermedad a otros camarotes.
“Los pasajeros deberían ser puestos en cuarentena en una zona costera si existe una instalación adecuada”, declaró Qingyang Chen en un correo electrónico.