JERUSALÉN — Israel parecía encaminarse a un nuevo bloqueo político el miércoles mientras se contaban las últimas boletas en las terceras elecciones generales en menos de un año. El Likud, el partido del primer ministro, Benjamin Netanyahu, tenía una sólida ventaja pero no la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno.
Con casi la totalidad de las boletas contadas, el Likud estaba primero con 36 escaños, seguido por el partido de centro Azul y Blanco, de Benny Gantz, que tenía 33. La Lista Conjunta, una coalición de formaciones árabes, era tercero con 15 representantes, su mejor resultado histórico.
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Junto a sus aliados religiosos y nacionalistas, el Likud tenía el respaldo de 58 de los 120 miembros del nuevo parlamento, pero necesitaría tres más para la ansiada mayoría. Se espera que los resultados definitivos se hagan públicos más tarde el miércoles. Se demoraron por el nuevo proceso de verificación y las complicaciones derivadas del recuento de unos 4.000 votos emitidos por israelíes en cuarentena domiciliaria por su posible exposición a un nuevo coronavirus.
Netanyahu, cuyo juicio por corrupción está previsto que comience en dos semanas, reclamó el triunfo luego de que las encuestas de salida proyectaron que el Likud era la mayor fuerza parlamentaria tras los comicios del lunes. Pero las últimas fluctuaciones en los resultados oficiales sugieren que el estancamiento político que comenzó el año pasado está lejos de terminar.
Aunque los rivales de Netanyahu tendrían una mayoría de 62 escaños si se alían, su profunda división hace poco probable que cooperen. El grupo incluye a Lista Conjunta, de mayoría árabe, y a la facción nacionalista laica liderada por Avigdor Lieberman, quien descartó cualquier posible alianza con políticos árabes.
El presidente de Lista Conjunta, Ayman Odeh, anunció una serie de condiciones para respaldar a Gantz como candidato alternativo y dejó claro que unirse a Lieberman no era una opción.
“La Lista Conjunta no permitirá que el racista Avigdor Lieberman se convierta en ministro”, dijo a la Radio del Ejército de Israel.
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No estuvo claro si Netanyahu podrá aprovechar la división entre sus rivales. Funcionarios próximos al primer ministro indicaron que están intentando cortejar a disidentes de la oposición a cambio de puestos políticos de alto nivel. Todos los potenciales desertores han negado su intención de dar ese paso.
La dirección de Azul y Blanco ha dejado claro que un gobierno de unidad de Netanyahu no es una opción por la gravedad de las acusaciones de corrupción contra el dirigente.